Cultu-Atleti, historia de una vieja amistad

Amilivia llegó a León después de jugar en el club madrileño, Rosendo y Vallejo se fueron y a El Gitano no le dio la gana fichar. Repasamos las relaciones entre los dos rivales de Copa que juegan este jueves en León

Fulgencio Fernández
21/01/2020
 Actualizado a 21/01/2020
El presidente José Fernández Nieto, junto al escudo de la Ponferradina en la sede del club. | L.N.C.
El presidente José Fernández Nieto, junto al escudo de la Ponferradina en la sede del club. | L.N.C.
El Atlético de Madrid, el rival que le ha tocado en suerte a la Cultural en esta ronda copera, no se puede decir que sea un club que no ha tenido mucha relación con los leoneses. Además de haberla tenido, y en una etapa con bastante intensidad, se han cruzado entre los dos clubes historias curiosas, de todo tipo: desde historias presidenciales, a rebeldías, cesiones múltiples mediante convenio, amoríos con sabor leonés y excelentes jugadores blancos que acabaron vistiendo de rojiblancos.

El primer nombre propio y fundamental en esta historia es uno que está escrito en la historia del Club e, incluso, llevó su nombre el estadio cuando era La Puentecilla, lo mantuvo en el nuevo campo... y ya no lo es. El nombre es Antonio Amilivia, presidente en la primera edad de oro del club, nombre de la vieja Puentecilla y recuerdo hoy, ya que el nombre oficial es Nuevo Reino.

No se puede decir que fuera Antonio Amilivia y Zubillaga (Bilbao 1879-León 1980) un “paracaidista” en el mundo del fútbol, además de un empresario de éxito al que buscaron para ver si trasladaba su fórmula de la empresa al fútbol. Sí era un empresario, pero también un hombre de fútbol. Era empresario minero,Ingeniero de Minas y con su Escuela ganó el Campeonato de España Universitario en 1922; y después perteneció como futbolista en activo a la plantilla del Atlético de Madrid si bien es cierto que era habitual suplente; siendo después delegado del Atlético de Madrid entre 1932 y 1935, lo que le permitió trabajar con gente como Samitier o Ricardo Zamora.

Fruto de ese pasado rojiblanco fue un recordado convenio de colaboración con los colchoneros cuando ya era mandatario culturalista. Tendría buena intención pero resultó polémico pues se fueron a la capital dos de los jugadores con más clase que han pasado por la Cultu: el canario Rosendo Hernández y el leonés Vallejo.

Rosendo, que fue internacional, saltó de las playas canarias a los barrizales del norte que entonces eran los campos que sufría con « los pantalones cortos con alpargatas (en expresión suya) por las botas militares». Se hizo muy amigo de Isaac y que aseguraba que el padre del jugador leonés, Miguel, le había acogido como un hijo. Parco en palabras sí tuvo, sin embargo, una precisa definición para El Gitano: «Un jugador maravilloso que se retiró porque no le dio la gana vivir del fútbol». Tan preciso como con el balón.
No quería irse Rosendo de León pero el convenio obligaba y dejó a la afición una emotiva carta:«Un recuerdo especial para esta maravillosa tierra leonesa, de gentes caballerosas, y de forma especial para mi compañero de aventuras, y desventuras, Isaac y su padre Miguel (q.e.p.d.), que me quiso como un hijo más; a Cipriano Lubén...».
El mismo convenio llevó a Vallejo, de impresionante clase y culturalista de pro pues comenzó en el Júpiter. Dijo cuando debutó en la Cultu: «Nunca olvidaré ese día, poner la camiseta de la Cultural era la ilusión de cualquier chaval que jugara al fútbol en León». Llegó a aquel grupo de los Raúl, Revuelta, Cabal, Amaro, Foces… la plantilla del ascenso del 55. Increíble que no triunfara en Madrid, sí lo hizo posteriormente en el Sporting.

Aquel famoso convenio provocó el conato de rebeldía que llevó a cabo otro grande del fútbol leonés, Isaac El Gitano, que provocó que se retirara con tan solo 22 años y un futuro extraordinario, que describió así Rosendo Hernández: «Un jugador maravilloso que se retiró porque no le dio la gana vivir del fútbol».

Fue Isaac uno de esos futbolistas que no dejaba indiferente a nadie y, pese a esa juventud que propició que siempre fue el benjamín del equipola grada reaccionaba con su presencia o su ausencia. Hubo polémicas cuando la Cultural fue fichando a grandes jugadores, como Tavilo o Fernández, y la presencia de uno u otro como titular provocaba protestas o adhesiones. «Lo que me parecía mal es que en estas luchas casi siempre salíamos perdiendo los de casa, los que salíamos de la cantera», lamentaba El Gitano, quien se venía arriba para afirmar: «Pero me fui haciendo imprescindible y se acabaron los debates».

Lo que ocurrió es que con el famoso convenio llegaron a León cinco jugadores, como Roger, Calixto, Noguerales, Muñoz, Andrade…, todos procedentes del Atlético de Madrid, pero ya pasados. Venían por el nombre y costaban lo suyo, «mientras los de la casa, los que dábamos el callo cada domingo no veíamos ni un duro». Ya esta situación se refería Isaac al decir que «casi siempre salíamos perdiendo los de casa». Un caso parecido, de unAtlético que llegó a León algo pasado fue el de Roberto Fresnedoso, en la época de «los grandes fichajes» (en 2004).

Mucho más singular que por suerte no acabó en retirada fue el de César. El Divino Calvo fue requerido por el Atlético antes que el Barça, pero el leonés hizo historia en el club catalán porque «quería jugar en una ciudad con mar».
Eso son razones.
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