Culminan las obras de consolidación del "hospitalillo" del Pozo Viejo de Fabero

La instalación ha visto mejorada su cubierta, en peligro de derrumbe tras una inversión de más de 32.000 euros de la Junta

M.I.
11/10/2019
 Actualizado a 11/10/2019
Recepción de las obras realizadas en el  histórico inmueble.
Recepción de las obras realizadas en el histórico inmueble.
El hospitalillo del Pozo Viejo de Fabero ha finalizado las obras de conservación preventiva de su cubierta, unas obras que ha recepcionado la jefa del Servicio de Cultura y Patrimonio, Amelia Biaín, y que son parte integrante del conjunto etnológico denominado Conjunto Minero de Fabero, incoado como Bien de Interés Cultural este año, dentro del que están las edificaciones que la empresa Antracitas de Fabero tenía en la localidad de Lillo del Bierzo.

El Conjunto Minero de Fabero ha contado con más de 32.000 euros para los trabajos de mantenimiento aportados por la Dirección General de Patrimonio de la Junta.

El objetivo principal de la intervención ha sido “atajar el estado de ruina del inmueble, especialmente de su cubierta”, explican desde la Junta. El proyecto que describe las obras ha sido redactado por el arquitecto José Ramón Fernández Molina y ha sido adjudicada la obra a la empresa Bideal Sociedad Cooperativa.

Las obras han consistido en el refuerzo y apuntalamiento de aquellos elementos que ponían en riesgo la estabilidad estructural del edificio. El proyecto también ha ofrecido la oportunidad de recabar información para una futura restauración y propuesta de uso del edificio.

Pozo Viejo es un área industrialsituada en la localidad de Lillo del Bierzo. Se trata de un grupo minero de extracción vertical que estuvo en funcionamiento desde los primeros años del S. XX hasta mediados del siglo, cuando comenzó la actividad del Pozo Julia.

Las piezas más antiguas son un castillete, con su embarque y la casa de máquina, restaurado por la Dirección General de Patrimonio en 2017. Pero une una parte residencialde planta rectangular y una sola altura, y otro edificio de oficinas. Cuenta además con un grupo ordenado de edificaciones promovidas en la década de los cincuenta del siglo pasado, organizadas en torno a calles amplias, en las que los edificios se distribuyen según su función residencial o dotacional. A este último uso pertenecen talleres y almacenes, una estación de servicio, garajes y un muelle de carga, así como los dos inmuebles más representativos de esta parte dotacional; el sanatorio médico , conocido como «hospitalillo», y el economato de la empresa, explica la Junta.

El hospital es uno de los edificios más significativos de este conjunto, que ofrecía además servicios de medicina preventiva y contaba con sala de operaciones propia.
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