Cuidado con el sartenazo

30/10/2015
 Actualizado a 17/09/2019
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Estamos encabronados o nos han encabronado, nadie lo sabe ya, pero ante cualquier comentario que hagas corres el peligro de recibir un sartenazo.

Vienen buenos tiempos para el «en boca cerrada no entran moscas». Es una solución pero, a ver si nos aclaramos, ¿no andábamos hace cuatro días pidiendo la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para nuestro filandón? Pues el filandón es exactamente lo contrario, hablar y contar, sin más dios que la historia por la historia, que las historias por las historias, y sin más final que el amanecer, que es tanto como el irse a casa cuando nos echa el cansancio no el final de las palabras y las historias.

Pero no podemos celebrar la fiesta de la palabra si a cada palabra le sigue un sartenazo ¿Qué hacemos con los discutidores de toda la vida, tipos llenos de encanto y entretenimiento?, ¿qué hacemos con Tacho Getino que llegó a poner en duda ante su suegro, amante de la ciencia y la verdad, que existiera la ley de la gravedad?, ¿qué hacemos, en la misma linea, con el cabo Picurri, defensor de que los proyectiles del Glorioso Ejército Español no caen por la ley de la gravedad sino por su propio peso? ¿Nos callamos? Sería una gran perdida para la humanidad.

Viene esto a cuento de que si afirmo que me gustan las piernas, la preparo. Si digo que me gustan los toros, peor ¿Qué digo entonces? Nada. Fin.
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