Cuerpos (II): Presentación

José Javier Carrasco
08/07/2022
 Actualizado a 08/07/2022
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En algunos momentos pienso que todo relato necesita su lector único, aquel que lo rescate de las sombras que acompañan inevitablemente, y quizá también necesariamente, al acto de escribir, que lo ilumine y, al hacerlo, lo libere, y por un acto de magia lo ponga en disposición de ser leído con una perspectiva nueva por otros lectores. Un lector-llave que da sentido a lo que hacemos, que abre la puerta a lecturas múltiples. Sin él, el relato permanecería en una especie de vacío, de nebulosa, y sería ese lector necesario el que encontraría el tono en que el relato debe ser leído, las pausas que precisa, las asociaciones que abrirán el abanico de lecturas posibles para las imágenes que ofrece. Ese lector, pienso, puede retrasarse, pero a diferencia de Godot, terminará al final apareciendo. Es tan necesario que no puede eludir la cita que el escritor concierta con él en el momento de ponerse a escribir, al imaginar una historia y llevarla al papel. Empecemos esa historia por el desenlace, como proponía Poe, por el comienzo o por el medio, eso no importa, porque lo realmente importante es ponerse a escribir, sentir, a medida que avanza el relato, que no somos ya solo nosotros los que escribimos, sino alguien desconocido que tantea en las sombras buscando a quien dará sentido a lo que imaginamos, un doble que al fijar la mirada en nosotros nos reconoce y define como semejantes, partícipes de las mismas o parecidas experiencias, afines en nuestras filias y fobias. Desde el otro lado del espejo nos espera e invita a pasar dentro, a encontrar lo que buscamos y experimentar con lo desconocido.

Esta segunda y última entrega de 'Cuerpos', consta, como la publicada el verano de 2021, de diez relatos – esta vez todos con la misma extensión del mil palabras justas – que aparecerán en la sección 'Verano' de La Nueva Crónica, a lo largo de diez semanas, los meses de julio, agosto y septiembre de 2022, y como en la anterior entrega, esos relatos se inspiran en los textos o fotografías de 'Trazos', una serie de artículos míos publicados en LNC entre enero y junio de 2020. En la anterior entrega, los relatos estaban ordenados de forma que los primeros correspondían a los últimos artículos aparecidos en 'Trazos', siguiendo el orden de su aparición de junio a enero, con algunos saltos de por medio (el primer relato se titulaba ‘El hombre del puente’ y se inspiraba en el texto y fotografía de la última colaboración de 'Trazos'). Ahora aparecerán, en primer lugar, los inspirados en las primeras fotografías de los artículos de la colaboración – dos del mes de enero– para concluir en el último relato, inspirado en la fotografía de la penúltima colaboración de 'Trazos' – mes de junio del mismo año –, titulado 'Caperucita Roja', que cuenta parte de una experiencia personal (con otras partes inventadas). Principiar por el final de 'Trazos' en la primera entrega de 'Cuerpos', para pasar a empezar por el principio en la segunda, es solo una posible interpretación de la representación del Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola y simboliza el tiempo y la continuidad de la vida.

Sobre ese relato, 'Caperucita Roja', quiero añadir algo. El paso de los años hace que experiencias que no resultaron positivas en un primer momento, acaben derivando en vivencias que forman parte natural de nosotros (ya que nos han conducido a lo que somos). Quizá si no hubiera acudido al Centro de Rehabilitación Psicosocial San Juan de Dios de la calle Panaderos, nunca hubiera participado en el concurso de relatos patrocinado por creACCIÓN mental del año 2018, en el que quedé finalista. Eso me animó a mandar, ese mismo año, un relato al concurso para personas mayores de 6O años de rne y la Obra Social la Caixa; la suerte volvió a sonreírme y quedé de nuevo finalista. El año siguiente empezaba a colaborar en La Nueva Crónica. Entre la asistencia al centro y empezar a colaborar en LNC, pasaron al menos quince años. La lenta incubación del acercamiento al doble del espejo. A ti, lector-llave-mago.
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