Cuatro años para desmantelar Compostilla y 10 proyectos para darle futuro

Se prevé dar empleo a 130 operarios y encajar el Plan Futur-E, cuyos proyectos seleccionados se conocerán en septiembre, para concretar una nueva industria tractora

Mar Iglesias
30/06/2021
 Actualizado a 30/06/2021
Directivos y técnicos de Endesa dando a conocer los trabajos de desmontaje en Compostilla. | MAR IGLESIAS
Directivos y técnicos de Endesa dando a conocer los trabajos de desmontaje en Compostilla. | MAR IGLESIAS
Comienza la cuenta atrás de cuatro años para proceder al desmontaje de la instalación de Endesa en Compostilla, la primera de la eléctrica en su historia, ubicada en Cubillos del Sil. Unos trabajos para los que la eléctrica prevé invertir 62 millones de euros y emplear a unas 130 personas en el momento de mayor volumen de trabajo, con la peculiaridad de que el 80% de esa nueva plantilla procederá de la comarca.
El director general de Endesa Noroeste, Miguel Temboury destaca esa participación en el proceso de mano de obra de la zona “cualificada gracias a los cursos de formación impartidos” , en colaboración con las fundaciones Ciuden y Santa Bárbara, por los que ya han pasado 200 alumnos.

El jefe del proyecto de desmantelamiento, Francisco Naya, explicó que ahora se está procediendo al desmantelamiento de los grupos 3,4 y 5 para lo que se han conseguido los pertinentes permisos del Ayuntamiento de Cubillos, por los que se ha abonado 700.000 euros.

La central térmica de Compostilla disponía de tres grupos, cuya potencia sumaba 1.051,7 megavatios (MW), que habían entrado en funcionamiento entre 1972 y 1985. Otros dos grupos más antiguos ya se encontraban en proceso de desmontaje cuando se cerró la central en 2020, después de permanecer en servicio desde comienzos de los años 60. Las instalaciones de la central ocupan unas 375 hectáreas, superficie en la que se distinguen tres zonas, la de los grupos de generación eléctrica, otra que acoge los parques de transformación e instalaciones auxiliares, y el parque de carbones con el vertedero de residuos no peligrosos.

Según Naya, las labores de desmantelamiento de los grupos 1 y 2 “están muy avanzadas” y queda el resto, que seguirá un proceso basado en la “economía circular”, basándose en tres pilares, el social, el económico y el ambiental.

“La demolición será circular”, abundó el técnico, para tratar las 266.870 toneladas de residuos que tendrán una segunda vida. Por el momento ya han sido segregadas 500 toneladas y todas ellas se han puesto en valor, aunque asegura que la pretensión es alcanzar el 90% de valorización. De hecho puede que haya algunas partes que no se desmontes, ya que algunos proyectos postulantes para estas instalaciones los han requerido, según desveló Temboury. Asegura el director que podrían ser algunos grupos de desulfuración o las oficinas de gestión, pero habrá que esperar a que se determinen cuáles son esos proyectos. 

Torres y chimeneas desaparecerán en 2023


Las labores de desmantelamiento han comenzado. Tras la implantación en el lugar y la ejecución de las tareas previas para que comience a trabajar la compañía adjudicataria de la obra, Recifemetal, se ha procedido al desmantelamiento de las cintas y otros equipos de superficie que “de otro modo habrían interferido en la clausura de los vertederos, que también se va a llevar a cabo”. Para esta última actividad ya se ha completado el suministro del material de impermeabilización y sellado de superficies, dando sus primeros pasos hacia la clausura.

Además, se han vaciado los tanques de combustibles y aceites y se han desmontado cableado, cuadros eléctricos, luminarias, chapas y otro pequeño material. Todos estos residuos han sido gestionados siguiendo la normativa, valorizando y reutilizando el material siempre que ello ha sido posible. Igualmente se han iniciado los primeros trabajos de desmantelamiento en la zona de desulfuración de los grupos 4 y 5, procediendo a las actividades de descalorifugado y tareas de desmontaje de electrofiltros en estos grupos.

Según explica Naya, está previsto reutilizar el hormigón que ahora se elimina, para llegar a cota rasante del suelo en su proceso final. También se pondrán en valor los metales y los residuos serán gestionados de manera profesional.

Para los residuos peligrosos se dispondrá de al menos diez contenedores cerrados de 30 m3 para los sólidos y de cincuenta bidones de 1.000 litros para líquidos. Los productos químicos desechados se almacenarán también en bidones.

En concreto se establecen siete áreas de demolición: turbinas, calderas, plantas de desulfuración, parque de carbones, otras zonas varias y, lo más llamativo, la voladura de las estructuras esbeltas.

Endesa recurrirá a voladuras con explosivos para desmontar las estructuras esbeltas de la central de Compostilla, es decir, sus tres chimeneas y sus dos torres de refrigeración. A las primeras se les aplicará voladura direccional con caída completa, mientras que las torres de refrigeración caerán por desplome, volándose los pilares y el anillo de soporte de dentro hacia afuera.

Las chimeneas tienen alturas distintas, 120, 270 y 290 metros. Las torres de refrigeración, por el contrario, son iguales. Miden 109 metros de alto y su diámetro en la base es de 79,5 metros. La previsión es que los trabajos se realicen, en el caso de las chimeneas, en 2023, en los meses de junio y diciembre, mientras que las torres se derribarán, según las estimaciones iniciales, en agosto de 2022.

10 proyectos del Plan Futur-e para relanzar el Bierzo

Temboury hizo hincapié en abordar un futuro para Compostilla más allá de la demolición, desarrollando un Plan Futur-E que “no es un negocio”, aclaró, sino una “responsabilidad social con la zona”, apuntó. El director aseguró que en septiembre se sabrán qué proyectos podrían ser tractores de la economía berciana tras el cierre de la térmica, pero antes habrá una reunión de evaluación con todos los implicados, incluído el Ministerio de Transición.

El Plan Futur-E apunta que cuenta con una decena de proyectos, cinco de terceros, y otros tantos promovidos por la eléctrica y sujetos a la concesión de ayudas de los Fondos de Resiliencia, destaca. De los primeros no quiso comentar más que son propuestas que están vinculadas al sector de la movilidad, la prestación de servicios sociosanitarios, dos iniciativas para fabricar productos industriales y materiales de construcción a partir del aprovechamiento de subproductos de procesos industriales y de residuos, y una planta de producción de hidrógeno con implicación de Endesa como socio industrial.

En el caso de la planta de producción de hidrógeno verde, Endesa colabora con la empresa promotora incluyendo este proyecto dentro de los cien que, a escala española, presentó para recabar respaldo financiero del Recovery Fund. La implicación de Endesa se materializará construyendo la planta fotovoltaica del complejo e invirtiendo en las instalaciones que producirán el hidrógeno verde (obtenido con suministro de electricidad renovable).

Endesa también contribuirá al relanzamiento de la economía del Bierzo con sendos proyectos de plantas de reciclaje de baterías de vehículos eléctricos y de palas de aerogenerador, iniciativas que precisan del apoyo de financiación pública a través del Recovery Fund.

“Es una buena iniciativa, porque es dar continuidad al emplazamiento industrial”, dijo Temboury.

“Renunciar a los proyectos eólicos de entrada no es una actitud responsable”

El director de Endesa apuntó, en respuesta a los movimientos vecinales del Bierzo Oeste en contra de los parques eólicos que promueve Enel, que “renunciar de entrada al desarrollo no es una actitud responsable”. Es más, asegura que si los proyectos fueran entendidos, sí contarían con el beneplácito ciudadano “tal vez es cuestión de explicarle a los vecinos que esto es una oportunidad”, dice. La intención es desplegar un proyecto de desarrollo de 625 megavatios (MW) renovables, tanto solares como eólicas “y el impacto en la riqueza y el empleo de estas zonas es muy grande”.

Los proyectos de Enel están “en tramitación” en la actualidad “con la fase de información pública”, especificó y restó fuerza a las movilizaciones ciudadanas “es parte del proceso normal que nos encontramos”. Las alegaciones, asegura, contribuirán a mejorar el proyectos que deja claro que contará con “todas las garantías ambientales”.
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