05/10/2017
 Actualizado a 07/09/2019
Guardar
Hablaba con el decano de uno de los colegios profesionales más relevantes de nuestra provincia y entendía que cuatro eran años más que suficientes para ostentar un cargo, incluso en los de elección. Cuanto más en los de designación. Defendía razonadamente sus motivos, resultado de una reflexión pausada y pensada, así como de soportar una pesada carga en el cargo, aun disfrutando en el desempeño de las obligaciones de su puesto. Entendía él, y entiendo yo que es necesario que cada vez más gente dé un paso al frente para representar a sus colectivos, sea este cual sea. Es mucho más fácil criticar a quien hace cuando nada has actuado. Es mucho más fácil decir que hacer. Y de paso, si haces conoces más y mejor los problemas derivados no de decir si no de hacer. Vemos cada día, y diría que padecemos, los efectos de la sempiterna presencia de los mismos clanes en los puestos de dirección y gestión, tanto en lo público como en lo privado pero de servicio público. Son tantos los que hacen de la ocupación de cargo una larguísima carrera profesional que se olvidan de la función que les encomendó su electorado. Seguramente cuatro años no sea un tiempo muy ajustado a quienes desean poner en marcha un programa de gobierno, pero poco más, si es que fuera imprescindible, es lo que se necesita para hacer lo propuesto y dar inmediatamente un paso atrás, porque lo que no se hay hecho en ese tiempo, seguramente no se hará por mucho que se permanezca en el sitio. Debemos plantearnos retos asumibles y alcanzables y dejar las soluciones milagrosas para los sueños. Las clases dirigentes están cada vez más sovietizadas, donde la gerontocracia se niega a retirarse a sus campamentos de verano, o lo que sería mejor, a regresar a sus puestos de trabajo si es que en alguna ocasión los han tenido u ocupado. Plazos cortos y objetivos alcanzables filtrarían a los arribistas sin escrúpulos que pueblan esta España cada vez más vacía de pensamiento, llena de irracionalismo nacionalista de trapo al viento.
Lo más leído