Cuarto y definitivo adiós en La Robla

El perfil de La Robla ha cambiado para siempre. La que fuera una de las siluetas más destacadas de la montaña, con un perfil industrial coronado por las grandes chimeneas de la central térmica, ya es historia. Agua pasada. Menos de cuatro meses y tres voladuras programadas han sido suficientes para decir adiós a estas instalaciones. La última voladura ha tenido lugar este mismo miércoles en torno a las 15:30 horas.

Cuestión de segundos, como en la veces anteriores, para hacer desparecer a la última y más pequeña de las chimeneas. Una detonación y polvo. Nada más. Se trataba del tubo del denominado Grupo 1, y tenía una altura de unos 120 metros, un diámetro de unos 8,5 metros y un peso aproximado de 2.500 toneladas. Su derribo escenifica el adiós definitivo a la térmica roblana, construida en los años 70.

Con esta última demolición Naturgy continúa avanzando en las labores del plan de desmantelamiento, iniciado hace un año.

La primera demolición, que generó una gran expectación, tuvo lugar el 6 de mayo con la voladura de las dos torres de refrigeración. Estas gemelas de hormigón tenían una altura de aproximadamente 100 metros y su diámetro en la base era de 73 metros.

El 28 de julio llegaba la segunda voladura. En esta ocasión, fue la chimenea perteneciente al Grupo 2, con una altura de 200 metros.

Ahora, se ha materializado la última caída. La chimenea más pequeña es ya cosa del pasado. Ahora solo resta esperar a que se lleven a cabo los planes de crear una planta de hidrogeno verde en ese mismo emplazamiento.