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¡Cuánto chafardeo!

21/04/2019
 Actualizado a 14/09/2019
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El padre fundador de los Filósofos de lo Rural sin Obra Publicada, Angelillo, no soportaba la sumisión y el peloteo infame, y más si era inmerecido.

Con motivo de una habitual visita del señor Obispo sin la obispa ni los obispines para corfirmar a la rapacería andaba un paisano del lugar desde primera hora de la mañana con traje, corbata, reloj en el bolso de la chaqueta y cadena de oro hasta el ojal —vamos, que parecía un consejero de la Junta—y venga a dar vueltas y preguntar, ¿habéis visto el coche del señor obispo?

Hasta que el padre fundador no se aguantó más y se lo espetó: «No he visto ni al coche, ni al obispo, ni al chófer, ni los faldumentos, ni nada... lo que estoy viendo es un chafardeo que me llevan los demonios». Y marchó bufando como si hubiera perdido al mus, que era de lo más grave que le podía ocurrir desde que le dieron de alta en el campo de concentración que pasó varios años.

¡Cuánto me he acordado de él en estos días! a cuento de quecomo la temática iba por la ruralidad se empeñaron en visitarnos los obispos de las elecciones y en cada lugar los recibía una cohorte de chafardeos que estomaga por lo inmerecido. Uno repugna de guapo, una repugna de guapa y de repugnante que hay que esperar a que le venga la gracia y todos a reírla, otros se suben al tractor y hasta la marcha atrás se pone en huelga de la irreverencia mientras le ríen lo bien que lo guía.

- ¡Cuánto chafardeo! 

La pena es que Angelillo se cansóde verlo y marchó , ya a nadie se le hinchan los guevos como a él y estos marchan felices y convencidos de lo cercanos y simpáticos que fueron mientras se echan colonia para que se les quite el olor a boñiga, que contamina.
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