La noticia era —no olvidemos que Fernando era reportero de prensa— que un grupo de peregrinos franceses, en bicicleta, atravesaba León y habían hecho un alto en el Camino en el lugar inevitable, la Catedral. Allí les hizo Rubio las fotografías que hoy recuperamos, de 1972.
Decía que seguramente nos extrañe visto con ojos de hoy, cuando cientos y cientos de peregrinos están atravesando la ciudad, llenando los albergues del Camino, los vas cruzando en cualquiera de las carreteras de «los caminos», pues ésa es otra de las novedades que se han producido en las últimas décadas, la recuperación de otros itinerarios hacia Compostela que se suman al llamado Camino Francés, tal vez el más transitado: El Camino Primitivo (por Oviedo); el Viejo Camino, el Camino Olvidado, la Ruta Vadiniense... aquellos ciclistas franceses hacían, parece inevitable, el Camino Francés. Desde Saint Jean de Pied de Port hasta la plaza del Obradoiro ya en Santiago, con la compostelana repleta de sellos.
Llama la atención que pudiera ser noticia —en la actualidad sólo lo son algunos famosos, algún peregrino curioso o exótico, los que caminan por una causa noble y poco más— el paso de los franceses pero las estadísticas oficiales de peregrinos nos evitan mayores explicaciones. Y éstas nos dicen queen aquel año 1972 de las fotos de Fernando Rubio fueron exactamente 67 los peregrinos que hicieron el Camino de Santiago, una cifra realmente ‘ridícula’ vista con los ojos de hoy y, curiosamente, el primer año del que existen estadísticas.
1973 batió todos los récords negativos con tal solo 37 peregrinos, solo superado, para menos, en los cercanos 1977 y 1978 con 31 y 13 caminantes, respectivamente Y no fue aquel 1972 el ‘peor’ en cuanto a paso y recepción de peregrinos, el siguiente, 1973, batió todos los récords negativos con tal solo 37 peregrinos, solo superado, para menos, en los cercanos 1977 y 1978 con 31 y 13 caminantes respectivamente. Si tenemos en cuenta que los últimos datos oficiales de un año ‘normal’, 2019, hablan de 347.511 peregrinos ya lo entendemos casi todo.
En aquellos años 70 de escasez tan solo remontaba —mínimamente comparado con la actualidad— con la celebración del Año Santo Compostelano. Asíen 1976, al año anterior al récord negativo de 31, fueron 243 y en el siguiente, 1982, llegaron a 1.868 (al año siguiente se volvieron a quedar en 146).
Se considera los años que van de 1960 a 1993 años de transición hacia la edad dorada del Camino de Santiago. Se comenzaron a dar pasos en 1962con iniciativas como la señalización del Camino, plantar árboles para que hubiera sombras, ‘habilitar’ los primeros albergues... para desembarcar en el año que marca el gran cambio (de los tiempos modernos, claro, el esplendor de la Edad Media, por ejemplo, ya es otra historia recordada en numerosas novelas) y que no es otro que 1993. En la memoria de todos está la intensa campaña a todos los niveles del famoso Xacobeo 93, coincidiendo con Año Santo, por supuesto. «Se obtuvo colaboración con las comunidades autónomas por las que atraviesa el Camino en España y desde entonces, es muy común ver cómo se hace el Camino de Santiago a pie, en bicicleta y en caballo. Y desde distintos rincones del mundo. Se empezó a indicar tal y como lo conocemos hoy en día, con flechas pintadas de amarillo, postes y otras señales relacionadas con la concha o vieira», explica el blog del albergue Cuatro Cantones.
Y la respuesta a la intensa campaña también fue espectacular. De nuevo las cifras nos evitan mayores explicaciones: En 1992 hicieron el Camino 9.764 peregrinos, cerca de los diez mil, y en el citado 1993 fueron 99.436, cerca de los cien mil.
Nada que añadir. Sólo que ahora andamos buscando los trescientos mil peregrinos al año.
Esta progresión ha multiplicado otro tipo de reportajes, de albergues, de peregrinos singulares, de hospitaleros tan curioso como Tomás el de Manjarín, de algún suceso para olvidar, de Shirley McLaine, de varias películas ambientadas en el Camino y con mucha presencia leonesa o de personajes como Agapito Trigal, de San Miguel del Camino, que encarna la pasión por el Camino y el espíritu solidario pues cada mañana coloca a la puertade casa una mesa en la que deja frutos secos, dulces y fruta con un cartel que invita a los peregrinos a reponer fuerzas allí. Un banco para que descansen y un cuaderno en el que les invita a dejar sus reflexiones hacen de este lugar «un punto de información» muy humano para conocer la evolución del camino y los peregrinos, las sensaciones que estos viven al pasar y otras muchas que le cuentan después en las numerosas cartas que Agapito sigue recibiendo y que archiva y guarda como oro en paño.
Por cierto, hablando de peregrinos y León no podemos olvidar estos días al pintor y escultor de los peregrinos, Sendo, de San Justo de la Vega, seguramente el artista que más obras les ha dedicado, que se especializó en los peregrinos de que regresan de nuevo andando y deja para el recuerdo una gran escultura a muy pocos metros de su casa —La Judiega— que además de obra arte se convierte en fuente donde puedan refrescarse y banco en el que poder descansar. Una vez más el espíritu del peregrino.
Volviendo a Trigal.Él conoce como nadie la evolución del Camino y el número de peregrinos, incluso las tendencias. Recuerdo como hace una década lanzó el aviso: «Se han multiplicado los que vienen de Japón, Corea y aquellos países, son muy educados, agradecen como pocos las cosas que dejo en la cesta...».
Y Agapito es quien comprobó que aunque la pandemia le hizo mella al Camino, estropeando el Año Santo de 2021;este año, como ocurre en tantos otros aspectos, los peregrinos necesitaban retomar los caminos, volver al Camino.
En siguiente Xacobeo, en 2027, apunta a nuevo récord.