Cuando la amistad sube montañas

El atleta leonés Xisco López emprende junto al medallista paralímpico invidente Gerard Descarrega el proyecto ‘Cumbres a Ciegas’, con el sueño final de coronar un ‘ochomil’

Jorge Alonso Macía
18/01/2021
 Actualizado a 18/01/2021
Gerard Descarrega y Francisco López Smith en la cima del Aneto, su primer gran pico conquistado. | L.N.C.
Gerard Descarrega y Francisco López Smith en la cima del Aneto, su primer gran pico conquistado. | L.N.C.
Dicen que la fe mueve montañas, pero la amistad sin duda ayuda a subirlas. Puede ser un buen resumen de la relación entre el atleta leonés Francisco López Smith y el medallista paralímpico Gerard Descarrega, una amistad basada en la confianza, la pasión por la montaña y las ganas de aventura que, de forma organizada, ha cristalizado en el proyecto ‘Cumbres a Ciegas’ que ambos arrancarán este año 2021.

«Empezó como algo improvisado, de hecho lo primero que hicimos fue subir el Aneto y fue una improvisación total. Habíamos hecho antes otros picos, pero nos llamaba la atención hacer el más alto de la península y en una semana tomamos la decisión y lo hicimos». El que lo cuenta con satisfacción es Francisco López Smith, ‘Xisco’, como le conoce todo el mundo del atletismo, que estos días se encuentra en las ‘Highlands’ escocesas, de donde es su familia materna y de donde en cierta parte le viene el amor por la montaña: «Para mí es casi como un modo de vida, necesito tener montaña al menos una vez al mes porque me sirve para despejarme, precisamente el hermano de mi abuelo fue Robin Smith, uno de los mejores escaladores de la historia del Reino Unido, así que también tengo antecedentes. Siempre que puedo intento escaparme aunque no siempre es fácil de compaginar con el atletismo, pero sí que me ha ayudado no solo físicamente, sino mentalmente».

«Intentaba disuadirle, que no pensara demasiado en lo que le ocurría y empezamos a proponer hacer locuras»En su caso, el atletismo tiene un peso en su vida muy diferente al que lo tenía hace unos años. Finalista en los 110 metros vallas en el Campeonato del Mundo junior de Eugene (Estados Unidos) 2014, asegura que durante una temporada «estuve obsesionado con el atletismo, porque tienes un nivel y te exiges muchísimo, es un deporte muy duro, como todos los de alto rendimiento, exige mucho tiempo y mucho esfuerzo, entrenas y sabes que el resto del día vas a estar reventado. Además, a pesar de todo ese esfuerzo a veces las cosas no salen, quieres entrenar más, te lesionas, te frustras y entras en un bucle que es difícil». En su caso asegura tomarse el atletismo «con otra filosofía, me lo tomo por encima de todo como un disfrute, mi gran objetivo es poder disfrutar del deporte, intento mejorar mi nivel entrenando cuando puedo, pero no quiero exigirme mucho cuando las cosas no salen».

En su caso, las lesiones de espalda le obligaron a hacer un parón «para cambiar el chip, ahora disfruto con el ambiente de los entrenamientos, con los compañeros y esa felicidad también se plasma en las competiciones».

Uno de los motivos que también le llevó a cambiar de filosofía fueron los cinco años que pasó residiendo en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde precisamente conoció al otro protagonista de este proyecto, Gerard Descarrega, siendo testigo directo de su pérdida de visión: «Entrenábamos juntos y desde el principio nos llevamos muy bien, conectamos, me tocó vivir con él todo el proceso en el que pasó de ver un poco a a dejar de hacerlo completamente y la verdad es que fue muy duro, pero también una motivación ver cómo llevaba su día día e iba superando los problemas. Él estudiaba, tenía su vida social y fue un proceso de adaptación a todos los niveles. Para mí era un orgullo ayudarle en lo que podía e intentaba disuadirlo, que no pensase mucho en ello, por lo que empezamos a hacer muchas cosas, que estuviera motivado y disfrutase igualmente de lo que hiciéramos porque siempre ha sido muy activo y cuando tu pasión es la aventura es muy duro quedarte sin visión».

Una retinosis pigmentaria que dejó sin visión a Gerard, pero no sin ganas de «hacer locuras, es la típica persona a la que le parece bien cualquier plan que le propongas». Así, recuerda que  «un día nos fuimos a la Casa de Campo con un arnés y unas hamacas y nos quedamos a dormir en un árbol, viendo todo el ‘skyline’ de Madrid al amanecer, son cosas que igual no puedes hacer con otra persona, tenemos mucha energía y disfrutamos de cosas parecidas aunque luego cada uno hagamos lo nuestro».

Gerard es uno más del grupo, con una mano en la espalda siente cómo pisas y se va adaptando al terrenoAventuras que empezaron a ser también en la montaña con visitas a Picos de Europa y que fueron el germen de estas ‘Cumbres a Ciegas’ pensando primero «más que en subir los picos más altos, en simplemente disfrutar del tiempo en la montaña, cualquier pico es ambicioso, estar ahí arriba ya es un lujo». Sin embargo al unirse con la tercera pata del proyecto, Óscar Cadiach, las metas fueron cambiando: «Óscar y Gerard son amigos, los dos son de Tarragona y él es un tío que es muy conocedor de la montaña, es uno de los pocos que ha conseguido los 14 ‘ochomiles’ sin oxígeno. Tiene mucha experiencia, ha estado 70 veces en el Himalaya y cuando nos vio, nos comentó que con todas las medidas de seguridad y una planificación adecuada podríamos intentar hacer un ‘ochomil’. Claro, escuchar esto de alguien como él es una motivación bestial, porque para nosotros es enfrentarnos a losmayores monstruos que hay en la Tierra. Hay que seguir una progresión y vivir otras experiencias antes para poder afrontar ese reto».

Es por eso que no le ponen fecha al gran sueño de ambos, buscando tomar antes una experiencia necesaria para perfeccionar su relación en la montaña, donde Xisco es los ojos de Gerard: «Él es uno más del grupo, solo tienes que decirle donde pisar. Obviamente necesita esa ayuda, pero físicamente es un portento, puede caminar horas y horas y no se cansa». En las diferencias del terreno es donde está la mayor dificultad ya que según afirma Xisco «él lleva la mano en tu espalda y te va sintiendo como pisas, cuando bajas percibe como te mueves, pero en terrenos como cuando hay mucha roca se complica al tener que marcar las piedras, pero también dispone de una barra unidireccional, que no deja de ser un palo que ir siguiendo. La gente no se da cuenta y cuando se entera de que es invidente se queda flipando».

Por el momento, Gerard se centra en revalidar en los Juegos Paralímpicos de Tokio el oro logrado en los 400 metros de Río 2016, señalando Xisco que «la idea es que en cuanto terminen los Juegos podamos intentar un par de picos en España o en los Alpes con Óscar como guía y como parte del equipo y según vayamos viendo y superando desafíos, seguir evolucionando y pensar en cosas más ambiciosas, en el Mont Blanc, el Elbrus, seguir aumentando metros poco a poco hasta ese sueño del ocho mil, queremos dar esa imagen de superación, de que si se quiere se puede conseguir».
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