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Cuán presto se va el placer

10/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Todos los veranos me engancho a una serie de televisión. Será porque agosto regala cierto exceso de tiempo libre y un apetito sano por lo ligero que enero no permite.

Tenía pendiente una cita muy antigua con una serie de los 90 que en su día no vi por algún motivo que ya no recuerdo. Así que aquí me tienen, enganchada a ‘Friends’, la mítica serie estadounidense que estuvo diez años en antena cosechando un éxito histórico. Aún este verano una cadena de moda ha lanzado camisetas con el logotipo que recuerda a los seis inseparables amigos neoyorquinos. Manhattan sigue cautivando.

Siempre hay un personaje que termina siendo tu favorito, uno de los seis tenía que robarme el corazón. Y ha sido, en mi caso, Chandler Bing, magistralmente interpretado por Matthew Perry; seguramente uno de los más queridos por el público por su seductor sarcasmo entrañable y su sensibilidad híbrida. Mi sorpresa ha sido toparme con la noticia de que el intérprete canadiense atraviesa un mal momento. Ha sido fotografiado por las calles de la ciudad con aspecto desaliñado, síntesis de un probable estado depresivo que no ha pasado desapercibido a sus seguidores. Lo mejor es que no ha perdido el humor y a quienes le acusan de no cuidarse lo suficiente les ha respondido: «Me haré la manicura». Di que sí, Matthew, que nunca nos falte tu brillante ironía. Mi querido Chandler ha puesto en venta su magnífica mansión de Los Ángeles porque según él ahora pasa más tiempo en Nueva York. Adiós a la Batcueva. El caso es que el actor ha vivido un infierno durante y después del rodaje de ‘Friends’: depresiones, adicciones, clínicas de desintoxicación… Afirma que su pesadilla recurrente es que ruedan una segunda parte y nadie ve los capítulos.

Que la fama y el éxito son frutos efímeros ya lo dijo Manrique hace tiempo. Cuánto nos cuesta a los seres humanos mirar hacia adelante sin tropezar o desarmarnos.
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