Crítica literaria: Un haz de luz

José Ignacio García comenta el libro de Esther Bajo y Joaquín Revuelta 'Ven y Mira. Historia del Cine Club Universitario de León'

José Ignacio García
28/05/2022
 Actualizado a 28/05/2022
La periodista Esther Bajo es autora de 'Ven y Mira. Historia del Cine Club Universitario de León'. | MAURICIO PEÑA
La periodista Esther Bajo es autora de 'Ven y Mira. Historia del Cine Club Universitario de León'. | MAURICIO PEÑA
 ‘Ven y Mira’. Historia del Cine Club Universitario de León
Esther Bajo y Joaquín Revuelta
Editorial Reino de Cordelia
Ensayo
224 páginas
17,95 euros

Fue hace unos meses, la última vez que viajé hasta León para participar en un encuentro literario, cuando evoqué públicamente que mis primeros recuerdos cinéfilos estaban asociados a un cine de barrio leonés: el cine del Crucero. Alguien me preguntó entonces si los espectadores teníamos que llevarnos el taburete de casa o si la sala ya tenía butacas. Unos meses después, sigo sin tener muy claro que en sus orígenes aquel cine careciera de asientos o que el desconocido que me interpeló al respecto quisiera tomarme el pelo.
Hay otro recuerdo relacionado con León y con el cine en la cartuchera de mi memoria. Aconteció a finales del siglo pasado, cuando el destino me vinculó temporalmente con la ciudad y me empezó a insinuar los caminos de la Literatura. Fue una noche otoñal de diario y en un cine de la avenida José María Fernández, que estaba cerca de una discoteca que recuerdo porque una noche de domingo entré, sin saber dónde me metía, a tomar una copa y una señora que casi me doblaba la edad me sacó a bailar.

Pero no quiero hacer alarde, una vez más, de mi proclividad a la divagación; estaba hablando de cómo adquirí una entrada sin mirar siquiera la cartelera, luego me acomodé en una butaca central de la sala vacía y es lo último que recuerdo, porque tanto debí acomodarme que solo me desperté cuando un empleado del cine vino a avisarme de que iban a cerrar.

Mi tercera y última (por ahora) relación con el cine leonés ha tenido lugar estos últimos días, cuando ha caído entre mis manos el libro sobre el que hoy quiero escribirles.

Fue Joaquín Revuelta quien me habló de un ensayo que había escrito con una compañera de profesión, que había prologado el expresidente Zapatero y que otro leonés ilustre, Jesús Egido, había publicado en ese sello escrupuloso y elegante que es Reino de Cordelia. Con esos avales, cómo podía negarme a recibir ese presente. No puedo negarle nada a Joaquín, por mucho que el Nolotil me siga teniendo semiinconsciente y la sonda y los riñones me traigan o me lleven por la calle de la amargura y me hayan convertido en las últimas semanas en cliente de confianza del hospital. Pero cuando recibí el libro volví a admirar la personalidad del hombre campechano ante el que rindo reseña cada quincena. Conocí a Joaquín hace años, por alguna conversación literaria que tuvimos y que él reprodujo en el periódico. Y digo conversación, que no entrevista, porque Joaquín, con su aspecto barboso y abacial, su voz engolosinada de sonrisas y su vasta cultura, manifestaba el carisma que envuelve a las personas sabias, amables y respetuosas. Con los años y el trato, he aumentado mi admiración hacia él, pero ‘Ven y Mira…’ me ha desvelado una faceta que ignoraba y que ha terminado por convencerme de que –como probablemente le ocurriera a Benigno Castro, a quien no conocí y a cuya memoria el libro va dedicado– Joaquín, además de docto y humilde, es un hombre de cine.Y ese descubrimiento se lo debo a Esther Bajo, que ha hecho un trabajo de narración extraordinario.Debo confesar, para centrar definitivamente la proyección, que al principio el ensayo me hizo recelar de cuál sería su repercusión y su recorrido. No tenía claro que un libro que hablaba del Cine Club de León le interesara a alguien que no fuera leonés o un rendido devoto de todo lo que tiene relación con la historia del celuloide.Pero, conforme avanzaba en la lectura, me olvidé de que tengo riñones; y, en mi estado, eso era síntoma de que estaba disfrutando de un libro tan interesante como ameno, al que Esther aporta una labor ilativa que en ningún momento deja de ser interesante; y Joaquín añade un bagaje documental, fotográfico y de cartelería cinematográfica que nos actualiza mucha información sobre las mejores películas, directores y actores del cine rodado desde sus orígenes mudos y monocromos hasta los últimos largometrajes de la década de los ochenta que rebosaban una calidad que, en muchos casos, no estaba reñida con su capacidad para llenar salas de cine.

Nos advierte José Luis Rodríguez Zapatero en su prólogo de que los lectores no se van a encontrar solo con la historia del Cine Club Universitario de León, sino que las páginas de este libro albergan «la historia de una generación, de cómo se formó, intelectual, cultural, políticamente, la primera generación de españolas y españoles llamada a transitar a lo largo de toda su vida adulta en democracia».

Y no solo se va a encontrar con eso. De una forma absolutamente dinámica, ágil y concisa, Esther Bajo plasma en cada capítulo su visión de una década que cambió la historia inmediata de España, pero que también sitúa con precisión momentos fundamentales de la época en la esfera universal. Y lo hace yendo de lo local a lo general, de lo regional a lo continental, de lo nacional a lo leonesista, con una habilidad como de anguila escurridiza, hasta conseguir algo muy difícil: hacernos reparar en infinidad de acontecimientos, de conflictos, de situaciones que por mucho que fueran conocidas, para muchos permanecían relegadas: Y, así, este libro se convierte en nevera donde refrescar la memoria.

Mientras diluvian títulos de películas (y se nos desvela la azarosa vida del Cine Club, su afán de supervivencia, la tenaz cruzada que Benigno y Joaquín llevaron a cabo, sus distintas ubicaciones, la maquinaria de que dispusieron para realizar sus proyecciones o cómo una inundación –nunca se ha podido luchar contra los elementos– estuvo a punto de ahogarlo), también rememoramos detalles de la incipiente vida universitaria leonesa, de las reivindicaciones políticas de un territorio que reclamaba su carácter diferencial, de las huelgas de distintos sectores. Luego Esther abre el compás y nos recuerda la sangrienta huella etarra, el 23 F o cambia de tono y nos habla de «la movida» o de otros movimientos culturales que marcaron a una generación. Esa generación de La Transición y del acceso a la vida democrática que hizo la revolución desde la creatividad y las ideas, plasmándolas en las más variadas manifestaciones artísticas, si bien «el cine es el gran arte del siglo XX», como asegura Eduardo Aguirre en su presentación y «que se puede hablar de cine, sabiendo que además estamos hablando de la vida».

‘Ven y Mira…’ es un libro trascendental porque, excusada en el cine y con un aroma de nostalgia, sitúa en su lugar a aquella generación heroica que colocó los cimientos de la España actual, por mucho que el esfuerzo, como a mí mis riñones, los dejara cansados.

Una de las máximas del cine es que debe entretener. Esther Bajo y Joaquín Revuelta se han aplicado el cuento y lo han llevado aún más lejos, enseñándonos y haciéndonos reflexionar.

Como esos haces de luz que surgen difusos y empolvados de un proyector hasta concretarse en una pantalla, este ensayo proyecta con nitidez la historia de una década, la de los ochenta del siglo pasado, que fue fascinante en León y en otros muchos puntos del planeta. Una década de película.

José Ignacio García es escritor, crítico literario y coordinador del proyecto cultural ‘Contamos la Navidad’.
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