Crear y promover arte desde el Porma

La obra de Ángela Merayo es fruto de esa continua investigación en la que se sumerge desde el comienzo y que la ha llevado a transitar por territorios plásticos muy diferentes

Mercedes G. Rojo
03/12/2019
 Actualizado a 03/12/2019
Ángela Merayo en la sede de la Fundación que lleva su nombre. | MAURICIO PEÑA
Ángela Merayo en la sede de la Fundación que lleva su nombre. | MAURICIO PEÑA
Retomamos hoy nuestros caminos literarios de la mano de Ángela Merayo (Ponferrada, 1939), una artista plástica cuyo apellido descubre claramente su origen berciano, aunque plásticamente naciera al mundo artístico en tierras catalanas, donde ha residido por más de cuarenta años y con las que sigue manteniendo estrechos lazos. Nacida en Ponferrada, creció y jugó en su Bembibre familiar, para cursar Magisterio en León; luego llegó su ejercicio en distintas escuelas hasta que su ya temprana vocación pictórica termina por imponerse y, a su dictado, se traslada a Cataluña. Allí, en la Escuela Massana, se diplomará en pintura y recubrimiento mural, que complementará con estudios de grabado tanto en el Cercle Artistic de Sant Lluc de Barcelona como en la Escola de Estiu Internacional de gravat de Calella. A partir de ese momento se dedicará a la investigación de las diferentes técnicas pictóricas: óleo, acrílicos, acuarela, témperas, ceras, …; realizando también incursiones en la escultura, modalidad en la que llega a conseguir el 1º Premio assoluta Straniero Sez Scultura. 1º Concorso Internazionale «Sprigiona la Fantasía». Accademia Internazionale Santarita Torino (Italia).

Comienza a exponer su obra con regularidad en 1983, en lo que será una acreditada carrera como pintora y escultora, plasmada en numerosas exposiciones colectivas y decenas de importantes muestras individuales, también en Ferias de Arte internacionales, que al comienzo se centran fundamentalmente en salas de la comarca del Vallès (Barcelona), para irse extendiendo, a partir de 1992, por toda la geografía nacional e internacional, en este caso en países como Francia, Italia, Andorra o Japón; Alemania, Bélgica o Suecia.

La obra de Ángela Merayo es fruto de esa continua investigación en la que se sumerge desde el comienzo y que la ha llevado a transitar por territorios plásticos muy diferentes. En ellos se hace presente el uso de técnicas diversas (acrílico, acuarela, cera, gouache, …) aplicadas sobre una amplia variedad de materiales (tela, papel, cartón, tabla…) con técnica mixta, que acaban creando una obra entre la abstracción y la figuración, sujeta a un código muy personal en el que tienen cabida multitud de temas tratados con total libertad, la misma que propone para el espectador porque «…aquellos que se enfrenten a mis cuadros, pueden interpretarlos y sentirlos a la manera de cada uno».

De su arte se han hecho eco múltiples autores, algunos de ellos leoneses, como Ramón Carnicer o Victoriano Crémer. El primero, con motivo de su exposición ‘Xacobeo 93’, dijo al respecto: «(Ángela Merayo) Ha venido ejerciendo su vocación con una exigencia rigurosa, con la conciencia de que el arte es una lucha con uno mismo para eludir tanto los amaneramientos y las conformidades como los mimetismos desdibujadores de la propia personalidad. Su arte busca lo auténtico, lo propio…». En el 98, con motivo de la muestra titulada ‘Años 90’, Crémer escribiría: «Alguien al encontrarse ante la pintura de Ángela Merayo creyó advertir en ella, en su pintura, una misteriosa seducción entre comunicador y confidente… Es una pintura lírica y activa, que, como agua lustral, penetra despaciosa en el espíritu y acaba por ocuparle y transirle de emoción».

Estas son algunas de las sensaciones que causa la obra de esta artista, una obra que suele moverse por los armoniosos campos de un elegante cromatismo, donde la intencionalidad plástica descansa en el uso de contraseñas y signos de carácter simbólico, que dotan su obra de un mensaje de cierta espiritualidad y trascendencia, constantes temáticas en su obra.

Además de su faceta creadora, en Ángela Merayo hay que destacar otra no menos importante y es que, también comisaria de arte, desde hace algunos años ha creado y dirige –en la cercana localidad de Santibáñez del Porma– la Fundación que lleva su nombre y que se dedica a la promoción del arte, la cultura y los artistas; un proyecto (el sueño de Ángela) por el que ha luchado contra viento y marea, a pesar de que la crisis le hiciera perder el patrocinio con el que inicialmente contaba para poner este proyecto en marcha. Comenzada su andadura en 2011, no sería hasta 2014 que inaugurara su primera exposición. Desde entonces seis años ya mostrando arte en el más amplio sentido de la palabra, con exposiciones por las que han pasado artistas internacionalmente reconocidos de las más diversas disciplinas, además de otras propuestas, actividades de todo tipo (musical, literario, de divulgación,…) con las que intentan convertirse en un centro vivo de cultura.

Hoy es uno de los referentes culturales de la zona (especialmente en periodo estival) que, además, cuenta con la posibilidad de funcionar como residencia temporal para creadores de distintas disciplinas. En la exposición permanente de dicha Fundación se pueden contemplar diversas obras de su fundadora.
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