'Cosas veredes' y escucharás

02/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Los amaneceres están llenos de estampas de niños y no tanto que caminan encorvados por el peso de algún instrumento que, metido en su funda, casi arrastran; otros por el peso cuando lo llevan a la espalda.

Los atardeceres están repletos de los niños que regresan, ya con paso cansino, con la misma carga a cuestas que llevaban al amanecer, con las partituras en su carpeta.

Los salones del pueblo de muchos pueblos son el refugio de pandereteros y pandereteras, de rondallas, de rabelistas, que se reúnen allí al calor de la música y el entusiasmo de algún maestro que anda recopilando y reinterpretando viejas tonadas de la comarca. El grupo, con su coro, amenizará alguna sesión de navidad o las patronales entre el entusiasmo general.

Muchos chavales están detrás de los sonidos que salen de cualquier garaje, de los bajos de una casa, de la vieja casa del pueblo, donde vuelve a vivir un punk rabioso, un folk remozado o el eterno rock con el apellido que le quieras poner.

Por suerte, los conservatorios ya no son lugares donde se busca un título de piano para ponerlo en la pared, querer hacer música es una opción tan normal como ser cartero... por suerte, crece la música.

Por más que nos quieran achicar el Conservatorio. ‘Cosas veredes’.
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