Cosas de salud

11/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Nacer, crecer y morir, el ciclo de vida que todo ser humano debe pasar sin excepción alguna en muchos momentos parece ser un auténtico calvario cuando entre medio aparece entre otras cosas trabajar. Los hay que nacen con el pan bajo el brazo, una suerte de la que nunca sabes si te va a tocar, parecen vivir ajenos a todo lo que acontece de su circulo más cercano y más allá de una vida de lujos y fuera del alcance de muchos problemas, por que el ‘currante’ el de a pie de calle cada día le cuesta más salir adelante y en cuestión de salud se traduce en graves problemas médicos a falta de una asistencia privada que le pueda garantizar la solución de algunas enfermedades. Tan cierto como que el agua es incolora e insípida, muchos tratamientos son inalcanzables para muchos de los mortales que habitamos este planeta. Las grandes corporaciones farmacéuticas imponen unos precios a medicamentos que en muchas ocasiones su coste de fabricación es relativamente bajo, la patente es la que manda y de paso mandamos a unos cuantos ‘lobbies’ a visitar políticos y mandatarios para que esos precios se mantengan. Esta es la gran estafa del medicamento que sufren millones de personas, de los países del tercer mundo ya ni hablamos. Vamos que esto de ayudar a salvar vidas parece que no está de moda, el poderoso caballero don dinero tiene el poder, el nuevo amo del mundo que blande su yugo a los más débiles. Ya no es cuestión de clases sociales, esmás bien una actitud de humanidad y empatía, pero al igual que el don, esto tampoco está de moda. ¡Sálvese quien pueda! Recientemente he tenido un problema de salud que me ha tenido en vilo durante un mes, una tortura que no se la deseo a nadie, un viaje continuo a médicos y especialistas que ha quedado en un medio susto. Ahora no dejo de pensar en todas aquellas personas con las que compartí hospitalización y otras tantas con las que coincidí en las salas de espera. Muchas de esas personas a falta de dinero para alcanzar uno de esos tratamientos inalcanzables, seguirán acudiendo semana tras semana a los mismos lugares intentando no perder la esperanza en que algo cambiará y esta vez los resultados serán favorables. Si ustedes queridos lectores han tenido un caso cercano sabrán de lo que les estoy hablando. Si la cura se encuentra en otro país, sepan de antemano que la Seguridad Social no lo cubre y en el caso que no tengan de su lado a don dinero preparen ustedes la retahíla de estampitas y velas, que seguramente las irán a necesitar.
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