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Cortés, puntual, amable

12/09/2021
 Actualizado a 12/09/2021
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La noticia de que a Neymar da Silva Santos Júnior y a otros jugadores del PSG les compensan generosamente con cientos de miles de euros por ser amables, corteses y puntuales (así se establece en la cláusula del contrato), ha suscitado todo tipo de comentarios en las redes sociales, poniendo el acento en que se trata de una vergüenza o de un despropósito bochornoso. Lo que faltaba, vienen a manifestar. A mí, sin embargo, y eso que no soy dado a llevar la contraria, me parece una iniciativa laudable. No se rasguen las vestiduras: me explico. Que les paguen cantidades exorbitantes por sus cabriolas con el balón, sí que me resulta aberrante, pero que lo hagan por mantener virtudes prácticamente desaparecidas, no me parece tan mal. No sé ustedes, pero estoy persuadido de que encontrar en estos tiempos una persona que reúna semejantes cualidades, es tarea ardua y harto difícil. Incluso que se las valore como merecen. Qué quieren que les diga, yo las sigo teniendo por esenciales e insustituibles: entro en éxtasis cada vez que, por ejemplo, un tipo en moto o en bici (rara vez lo hacen) para cortésmente en un paso de cebra; cuando en los servicios sanitarios castellano y leoneses me reciben puntualmente en las consultas; y no les cuento cuando a un funcionario de Hacienda o el INSS (en León, sin ir más lejos), le aflora en la cara una sonrisa amable en lugar del típico rictus sombrío y avinagrado. Lo dicho: cortesía, puntualidad, amabilidad. Lo que hay, y lo que se ve todos los días, es más bien lo contrario: personas que miran o tratan a los demás con acritud, negligencia y arrogancia, y que encima suelen ocupar puestos públicos y sensibles. Los que convierten actitudes que deberían ser corrientes, en verdaderas excepciones, y agregaré más, los que casi las consideran viejunas o reaccionarias. Por eso no me subleva que las empresas, aunque sean clubs de fútbol, gratifiquen su práctica. A lo mejor, en lugar de tanta ayuda a proyectos digitales y vehículos eléctricos (para cuya expansión y progreso se explotan recursos minerales y se esclaviza a miles de personas en tierras africanas), debería subvencionarse la humanización de las funciones administrativas y laborales. Expresado con otras palabras: más amabilidad, joder, más cortesía, que este planeta se nos está llenado de villanos e indeseables.

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