Corro Ribera contra Montaña: 'Volvieron a entonar el Viva La Montaña, y van 8 seguidos'

Nueva victoria de los montañeses con Tomasuco como último luchador en el corro, a la Montaña le sobraron todos los de pesados

Fulgencio Fernández
23/10/2022
 Actualizado a 23/10/2022
Manteo al ganador. | F.F.
Manteo al ganador. | F.F.
Sonó con fuerza el ¡Viva la Montaña!, no en vano el pabellón era montañés (Cistierna) y el bueno de Víctor J. ya bromeaba con la ya habitual derrota de sus paisanos de la ribera. «Tampoco tiene tanto mérito que lo interpreten bien... con los años que lo llevan ensayando». No le falta razón, ya son 8 los años seguidos que el equipo de la Montaña se reúne en torno al ganador y canta su himno. Ya son ocho los años que ganan. Y ya son varios los que la victoria se acerca al aplastamiento pues, nuevamente, a la Montaña le sobraron todos los luchadores de pesados, ya que Tomasuco fue el último en quedar en el centro del corro después de derrotar a Caberín, el último de los de la ribera.

No fue, seguramente, casualidad que fuera Tomasuco quien quedó allí. Está motivado el de La Vecilla, tiene hambre de enviar recuerdos al cielo de Uco y así se entiende el puñetazo de rabia al vencer, que es cierto que ganar esta cita es muy importante, pero él lo que es ganar ya lo sabe de todos los colores; incluso en uno de esos últimos 8 años, en 2016, también fue él quien se quedó en el centro para gritar ese «¿hay quién luche o me calzo?», aunque realmente nunca se puede decir pues es tradición que el equipo se abalance sobre el triunfador y lo mantee.

Víctor ‘junior’ llevó la esperanza a la Ribera cuando derrotó a 9 rivales, pero quedaba mucho corro Curiosamente el grito de «¿Hay quién luche?», pero el inicial, protagonizó la primera anécdota de la tarde. Debía lanzarlo una niña de la montaña, Teresa Hernández, pero las gradas estaban abarrotadas, las ‘torcidas’ de los dos bandos, bombos... y la niña se acobardó, como se temía su madre por otra parte: «Lleva dos días casi sin dormir, ya decía que no sabía si podría y pasó. Yo lo intenté». Lo hizo en su lugar León Ruano. Y a arrancar. Como es habitual, con los niños dejando estampas para el recuerdo. Bastante igualdad aunque le montaña se empezaba a ir cuando compareció en las lonas un niño grande (infantil): Víctor Hernández, el hijo de Víctor J. ‘El Canario’ y preparó «una barrida» considerable, nueve rivales, de menos de su peso, del suyo, de superior categoría, niños, chicas... «Ha nacido una estrella»., decía el poeta Manilla, que se batía en el dilema de sus amores por la montaña y su amistad de pescador con Víctor J. Las dos cosas fueron compatibles, pues la Montaña ganó y no solo fue el chaval el héroe de la tarde, también lo sería el padre unos cuantos minutos más tarde.

Salió Tomasuco más motivado de lo que se le vio en todo el verano, quería un último regalo para Uco  El corro repetía patrones de años anteriores. La montaña se iba cada vez más. Samuel Sánchez hizo de Moisés al tirar a Adri, que era la gran esperanza de la ribera,y cuando Víctor J. saltó aquello ya estaba casi imposible y tuvo que empezar a tirar rivales todavía de medios, como Guille el de Valdeón, y a los de semipesados. No parecía necesitar ese aire que otras veces reclama, parecía querer ‘empatar’ al junior pero Tomasuco ya fue mucho ya fue mucho. Cayó extenuado y no vio cómo el de La Vecilla tiraba también a Caberín. Fin.
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