Corro de Villavente: 'Medio minuto para 5 caídas y remate'

Espectacular final de medios entre Moisés y Adri, con 20 segundos en los que no se dieron tregua y empataron a caída y media

Fulgencio Fernández
25/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Víctor Llamazares en un momento de su intensa final con Manolín el de Lillo, que no se le puede negar que puso ganas pero El Hombre Tranquilo. | SAÚL ARÉN
Víctor Llamazares en un momento de su intensa final con Manolín el de Lillo, que no se le puede negar que puso ganas pero El Hombre Tranquilo. | SAÚL ARÉN
Contábamos ayer, que diría Fray Luis, como el pasado domingo en el corro de Riaño se detuvo el tiempo para que no se moviera una mosca y seguir al detalle el combate entre Tomasuco y Rodri. Espectacular, cierto.

Bien podía parecer en la Sobarriba, Villavente esta vez, que los luchadores de medios se hubieran preguntado: «¿Y es que nosotros no estamos en esta batalla?» y la respuesta la dieron ayer. Si en Riaño no se movía una mosca ayer en Villavente no se movían más hojas que las que empujaban los aplausos de los aficionados en la final de medios. Se detuvo el reloj a las ocho menos diez. Moisés y Adri en el centro del corro. El líder, una Roca, y el luchador local con más futuro de La Sobarriba, luchando en casa, bajo la atenta mirada de su maestro y espejo, Clemente El Junco. Adri quería ser El Junquín.

El silbato de Miriam desató las hostilidades, Adri no esperó ni al eco del toque para ir a por todas y logró la primera entera. Moisés no tardó ni el eco del silbato para enfadarse y empatar. Una caída para cada uno y el reloj marcaba ocho segundos.

Volver a empezar. Esta vez al revés y fue Moisés quien dio media caída y Adri quien se enfadó y empató con otra media.

Junco: «Una final preciosa pero Adri la dejó escapar en una entera que quedó en media por no apretar» A caída y media. Y van 20 segundos. Queda un mundo y sólo iba un suspiro, pero los aficionados no pestañeaban. En pocos segundos se resuelve, el aspirante no tumba La Roca. Moisés suma una victoria trabajada y vibrante. El Junquín mira para El Junco y hace bien pues su profesor tiene un pero a este precioso combate: «La final es verdad que mereció la pena, preciosa, pero ‘a este nivel’ Adri no puede perdonar como hizo en la última media que dio, era una entera de libro pero no apretó... no se puedeperdonar».

Fin de la final. Los de la Sobarriba querían ver ganar al suyo pero no quedaron decepcionados, vieron lucha, un combate de los de toda la vida, sin tregua, cinco caídas en medio minuto. Se les olvidó que no estaba Diego Arce, que tampoco Lixer o Sergio el de carreras Espartanas. Sí estaba Flechina, que cayó con Adri, después de haber tirado a Chelín.

Y un detalle que es más que anecdótico. La batalla por el tercer y cuarto puesto la dirimieron un luchador de Velilla de la Reina (Carlos), que ya no es una sorpresa que haga cosas importantes; y otro de Cimanes del Tejar, pueblos cuyo nombre no era habitual en las clasificaciones de lucha.

Final con sirenas de ambulancia


Ya era la recta final. Caberín esperaba para luchar la final con El canario de Villaquilambre, Víctor J. mientras disputaba la tercera plaza el jovencísimo Víctor Andrés, el hijo de El Morín deRiaño, que miraba emocionado. Frente a él un veterano que ha regresado, Elías Blanco, de Cistierna. Los dos estaban crecidos, se habían dado una entera cada uno cuando llegó una caída realmente fea, de esas que te ‘suenan’ mal en el suelo, pero no era fea, era muy fea. El chavalín se dolía y mucho entre en cuello y el hombro, olía a clavícula. Pero también Elías acudióa pedir auxilio médico, lo suyo era interior pero al galeno le debió sonar más preocupante pues él quien primero subió a la ambulancia. Ya había finalizado el corro, Caberín sumó otra victoria sin dar opción a Víctor J. y Morín II lloraba de dolor bajo la atenta mirada del viejo guerrero que es su padre y que fue quien más guerra le había dado a Caberín en un combate que acabó con empate a caídas pero el de Valdearcos había dado la primera. Mal remate para el chaval, que se había llevado una alegría derrotando en cuartos a Quiñones.

Preocupante lesión doble de Morín ‘hijo’ y Elías Blanco, que tuvo que ser evacuado en ambulancia mientras Caberín vencía   Una pena ‘el remate’ pues se había llegado hasta allí con momentos que entretuvieron o enfadaron, como el combate entre Josele el de Corcos y El Tigre Acosta, en el que elimprevisible dominicano acabó viendo la amarilla. 

Se había llegado a ese final después de disputarse una categoría de semipesados que no regaló uno de esos combates para llevar grabados pues ayer Tomasuco apareció en Villavente con la camiseta de ‘imperial’. No dio opciones, sí dio un recital de mañas, artes y posibilidades pese a que el bombo no le regaló nada y se fue midiendo sucesivamente a Rubo Fierro (2-0), Rodri La Perla (2.5-0) y al potente y valiente Pedro Alvarado en la final (2-0). No se le puede negar a Pedro que no entregó la cuchara en ningún momento, pero el Tomasuco de ayer... es de los que hace sacar la lengua a las caras de las monedas.
Hoy La Mata, aunque está en el aire

El Hombre Tranquilo sigue su camino «sin toses»

«¿Y hoy quién te tose?» le preguntan muchas veces a Víctor Llamazares cuando va a comenzar el corro. Y El Hombre Tranquilo de Valderrueda responde siempre igual, «cualquiera», aunque la mayoría de las veces no le suelen toser. Ayer quien más cerca estuvo fue, otra vez, El Míster, bien es cierto que sólo le dio media caída pero en tardes como la que tuvo Víctor ya es reseñable. Venía además el de Cistierna de dos combates duros, con Jesús el de La Braña y con La Cátedra Ambulante de Villabalter, Javier Oblanca.

Mérito tiene también el finalista de ayer, Manolín el de Lillo, aunque no le tosiera ‘al tranquilo’ pues venía de regalar a los aficionados una preciosa semifinal con Busi el de Valverde Curueño, de tú a tú o a cara de perro, como prefieras. Estuvieron a caída y media y el de Lillo se llevó el gato al agua ante un Busi que ya había estado bailando en el alambre con un Fierro II que se le adelantó con caída y media para después practicar la más bella forma de suicidio deportivo.
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