Corro de Valdeón: 'Guiller, el mozo del pendón que después acarició la gloria'

El luchador local se metió en la final de semipesados pero no pudo con Tomás, que ganó junto a Victor, Moisés y Caberín

Fulgencio Fernández
09/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
El marco del corro de Posada es envidiable. | FERNÁNDEZ
El marco del corro de Posada es envidiable. | FERNÁNDEZ
La noticia en un corro de lucha no siempre es el que gana, muchas veces no lo es. Este domingo no lo fue y se podría decir que el nombre de la tarde, mejor de la jornada, fue Guillermo González, Guiller el de Caldevilla, que este domingo era Guiller el del valle de Valdeón, como quedó bien claro cuando salió al centro del corro para disputar la final desemipesados al líder de la misma, Tomasuco el de La Vecilla.

Guiller no fue el nombre solo de la tarde porque antes, como los luchadores antiguos, había sido quien llevó el pendón en la procesión de Corona. Por eso Guiller era el de Valdeón.

Y por más. Porque la lucha le debe mucho a este chaval de sonrisa eterna, que lleva décadas por los corros, sin un mal gesto y con retazos de buena lucha, que no sabe lo que es quejarse de las costillas o del esguince de la noche, que dice Moisés, él va y lucha. Y sonríe. Y jamás un mal gesto. Que le hayan sacado una tarjeta en la grada es una de las mayores excentricidades del año.

Imagino que este domingo tendría esguince de noche. No quise ni preguntarlo, pero se notaba el calor de la gente cuando salió a la final. El calor de quienes saben que en Valdeón se han hecho cosas importantes en lucha... pero no se saben porque estaban lejos. Que se luchó casi entre las piedras para inaugurar el refugio de Collado Jermoso, porque los de Valdeón son así.

Pero una cosa es eso, que lo es, y otra poder tirar a Tomasuco, que realmente era para salir impresionado pues venía de dejar en el camino a Rodri ‘La Perla’ y Rubo Fierro con la solvencia de cuando ejerce de capitán Tomás, dos enteras a cada uno... y al tren de vuelta.

- A ver si está cansado; tratan de animar a Guiller.
- Y yo; dice en un alarde de sinceridad y de quien se da por satisfecho con lo ya logrado y, sobre todo, con la reacción del público. Entre el pendón y el corro no se puede llamar mala tarde, mejor, una buena jornada.

La Roca entre rocas

Quien está acostumbrado a las buenas jornadas es Moisés Vega. La Roca sigue intratable y la fatiga le va mermando enemigos: ni Arce, ni Lixer... este domingo solamente 7 supervivientes.

Y La Roca, entre las rocas... no siente ni los esguinces de las fiestas de su pueblo, que en ellas andan.

Tampoco supo él lo que es poner la espalda mirando al cielo o el horizonte, y mira que es bello en Valdeón, en los tres combates que disputó, con su primo Samuel, con su vecino Chelín y con su rival de la ribera, el sobarribano Adri, que está llamado a ponerle las cosas cada día más difíciles... pero no era este domingo.

Dos 2-0 y un 2.5-0 en la final, cinco caídas y varios remolinos de furia en esos furibundos golpes de cadera que mete por abajo certificaron con otro corro más la visita de La Roca a la tierra de las rocas.

El Hombre Tranquilo ejerció de valdeonés y 'pagó el piso' con una victoria inapelable

Dicen los viejos aficionados que los mejores defensores del honor del pueblo son los que quieren ganarse la condición de vecino y pagar el piso con buenas acciones, pues no la hay mejor que ganar el corro.

Por Soto, en el Valle, anda Víctor haciendo méritos —parece que el piso ya lo pagó— y se notaron tanto las ganas como el entrenamiento en altura, tanto que subió a coger aire hasta Collado Jermoso. Se notó y tampoco puso la espalda mirando al cielo en toda la tarde, con el añadido de que el sobarribano Fer le allanó el camino dando la sorpresa y tirando a Adrián Fierro en la previa. No siquiera le tosió en la final El Míster, que siempre mete miedo. Y como si El Hombre Tranquilo pensara que no podía dejar escapar este día especial así como así cerró la final, selló la victoria, con un falseo de mediana de los que, en palabras del ex luchador Nacho, «te hacen sentir que mereció la pena venir hasta Valdeón por verlo». Rubo muy cerca reconocía: «Eso no lo hago yo». Y Víctor remacha: «Ni yo tengo muy claro cómo lo hago, lo llevo ahí y de vez en cuando me sale hacerlo... pero es una maña a cara o cruz, o sale y ¡qué bonita! o vas a tierra como un muñeco».

Después, tal vez en honor a Santi, tuvo un despiste y no apareció a recoger el premio. Los nervios.

Llevaba Valdeón la victoria de los tres líderes y no quiso Caberín, que no estuvo en Cistierna, ser menos.

También se veía en la final con otro ilustre, El Morín de Riaño, que se había mostrado solvente con Alex (¿porqué se empeña en luchar en pesados con 87 kilos?) y con Héctor Redondo, aprovechando los tranques como nadie.

Pero no era este domingo el día. Abel ya huele la 11 Liga y después de no haber casi pensado en ella seguramente la parece un buen número, como buen madridista... lo de la décima ya pasó.

La gemela Edi rompe el guión, con Isa y Cecilia

La categoría femenina también va configurando sus batallas, sus favoritas... sus interioridades. En Cistierna había dos locales: Bea Riaño y Cecilia; y Bea lo volvía ser este domingo, que en lucha es pago obligado rendir tributo a la tierra de los abuelos y de Santa Marina de Valdeón tiene la pelirroja mucha raza y mucha sangre. Lo sabe ella, estaba nerviosa y el sorteo ya le envió un regalo envenenado inicial, Ariadna Morán. Fue uno de los combates más competidos de la tarde pero ‘la valdeonesa’ lo sacó adelante. Pero en la final le esperaba la más fuerte del carril de las hermanas, la gemela Edi, que había eliminado a las hermanas Ferreira. Y Edi es imprevisible, es capaz de todo o de parecer que no le interesa cuando no es su día. Este domingo sí era su día y no le permitió a Bea ni un atisbo de homenaje a sus abuelos. En pesados... la ciclón Cecilia sigue igual, lucha por Yugueros o Cistierna. Supo deshacerse de la veterana María Rubiera y fue Lucía quien la puso en más apuros en la final, adelantándose con una entera. Pero después, abrió la puerta del ciclón y se llevó el corro. La batalla de ligeros es tan igualada como temerosa. Isa La Niña Justel es quien mejor aprovecha sus armas, y lo volvió a hacer en una final que se le puso cuesta arriba con Priscila.
Lo más leído