Corro de Taranilla: Cuatro capos y un ingeniero ‘mancao’

Triunfos para Víctor, Moisés, Tomasuco y El Nuevo Quiñones, con excelente debut de Sergio, que no pudo acabar la final por lesión

Fulgencio Fernández
13/08/2018
 Actualizado a 12/09/2019
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El corro de Taranilla es uno de esos lugares que tiene sus fieles —«me gusta venir, no sé si es porque debuté aquí», decía Rubén Ponga— y otros que no se aguantan en la grada, como el recordado Tasio, El Gato, que estaba con las ovejas por las praderas cercanas: «Si voy no me aguanto». Llegó desde África, Pedro Mancebo, un grande en todos los sentidos, que recordaba con nostalgia tantas batallas en esta misma pradera a la vez que disfrutaba del corro que la Junta Vecinal quiso recuperar para el pueblo en solitario.

Están acostumbrados en Taranilla a tener en la hierba luchadores del pueblo, con los que sube la pasión. Ayer los tenían, por partida doble, y hermanos, los Del Blanco, apellido que también huele a lucha. Tienenganas en su pueblo de Dani o Mario rompan la pana en su tierra pues, insisten como dice Epi Mancebo: «Lo hacen todo bien, ¿qué falta para que rompan?». Y se ríe cuando le apuntan que es el «gen de Tasio».

Ayer lo encaminaron bien. Se metieron los dos en semifinales pero... allí estaban Víctor Llamazares (para Dani) y Javi Oblanca (para Mario) y se acabó su viaje hacia la victoria.

Las miradas se pusieron en Víctor aunque él las apartaba. «Estuve a punto de no venir, me estuvo doliendo el hombro toda la noche... pero me duché con agua muy caliente y lo fui engranando», explicaba entre la extrañeza del servicio médico que no conocía el término de engranaje. Pese a ello volvió a sumar un nuevo corro, fue más al grano, arriesgó menos y ni siquiera ese sabio ambulante que es Javi Oblanca encontróhueco en la defensa de Víctor.

Medios regalaba ya en la presentaciónunja alegría, la presencia de un tipo que en los pocos corros que disputa en vacaciones siempre nos deja algo para el recuerdo: Sergio González, un ingeniero que se fue a Inglaterra hace unos años y en sus vacaciones jamás falta a la cita con la lucha leonesa, con los corros.

Allí estaba y Nacho Castro le miraba extrañado cuando lo tiró cómo preguntándose quién es éste; Adri el de Villavente sí sabe quién es pero nada pudo hacer ante él, con una caída de Sergio que le valió ser la mejor del corro. El ingeniero no parece necesitar entrenar pues lleva la lucha escrita en sus genes... Y en la final, Moisés, su amigo, compañero de La Fabricona de Cistierna pero ya se sabe que amigos fuera... Se adelantó Moisés con media pero Sergio reaccionó con una entera de clase... ojo. Se volvió a adelantar Moisés y llegó el grito de dolor, cascó (¿rotura?) el abductor. Los gestos de dolor eran evidentes... Moisés se acerca a interesarse por él y le felicitan: «Nada, lo importante es que no sea grave».

Mala pinta tenía la lesión cuando marchó para el hospital .

Tomasuco vuelve a la buena senda


Por cierto, aunque el nombre de medios fue Sergio ganó Moisés y cumplió con su leyenda de que es malo agarrarse a él al día siguiente de perder. Y había perdido con Lixer, que tampoco estaba por lesión en Vegaquemada. Y a la leyenda de Moisés se ha sumado en los últimos tiempos Tomasuco, acude con gesto muy serio después de haber perdido. Y llevaba dos corros seguidos sin ganar. Mientras él calentaba su hermano Albertuco miraba para él. «Si uno calienta y otro mira, en caso de que os enfrentéis yo ya sé quién gana». No se enfrentaron.

Sí se enfrentó con su gran rival, Rodri Fuentes, La Perla, que ayer luchaba por su tercer pueblo: Renedo de Valderaduey.Mereció la pena el combate, es de esos enfrentamientos con los que la gente disfruta. Rodri llegó a caída y media, Tomasuco ganó y se vio un poco de todo, mañas, falseos y ganas de volverlos a ver agarrados al cinto.

Pero no todo lo tenía hecho Tomasuco. Le esperaba en la final un sorprendente Diego Arce, veteranísimo en su segunda juventud, guerrero hasta la extenuación pese a haber subido de medios. Arce es de los que nunca te deja indiferente, desde el agarre, que lo pelea porque sabe que le va el combate en ello. Tensa la cuerda y se tensa él. Nada pudo hacer en la final con Tomás y se iba sin esperar a que éste le levantara, pero ante el amago de silbidos del público reaccionó y regresó para que todo acabara como corresponde a un corro.

El Nuevo Quiñones


En pesados regresaba después de sus vacaciones el sorprendente Jesús Quiñones, el Nuevo Quiñones, con el que corre la broma de que haber sido padre tiene la culpa del cambio. Ayer estaba allí «el causante» de la mejoría del luchador de San Cipriano, Hugo, de tan solo dos meses y el blanco de todas las miradas y halagos.

- ¿Va a ser luchador?
- Cinto tiene.

Y volvimos a ver al nuevo Quiñones, que ganó a Alejandro, a Guti y en la final a Liquete como «sin darse un pijo importancia», como lucha él, parece despistado y cada descuido del rival lo convierte en caída. Liquete lamentaba la derrota después de haber ganado a Cristian: «No sé cómo lo hago, yo siempre trabajo para otro». Jesús prendía el cigarro y sonreía viendo que «otro corro a la buchaca».
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