Corro de San Froilán: ‘Teje’ gritó «al fin», pesados no tuvo fin

Empezó bien la tarde en masculino. ‘La Quinta del Botellón’ siguió su revolución final y a la victoria de Filín en Villavente se sumó ayer otra cara nueva:Diego Vega, Teje, apodo que le viene de su pueblo, Tejerina, en el que vive, en el que trabaja «en las obras, y que no falte».

Pasaron muchas cosas ayer pero no sería justo pasar por alto su día de gloria. Su primer corro cuando va a cumplir 26 años. «Ya no lo esperaba, ya ves cómo está ligeros», decía el chaval con un justo orgullo, que bien lo merece, que le ha dado mucho a la lucha, que en el resumen de una temporada no puede faltar una mediana suya, ayer sumó alguna más, pero sorprendió a su rival en la final, Busi, con una cadrilada a izquierdas fulminante, que parecía de su rival. El de Valverde Curueño fue ayer el que segó para otros pues derrotó a un Javi Oblanca que antes tiró al líder, Ibán.

No tuvo que verse Teje con Javi Oblanca que fue, precisamente, su primer maestro en la lucha cuando llegó interno a la Escuela Hogar de San Cayetano. No había luchado en Tejerina, no es de familia de luchadores, aunque su tío Silverio sí le animaba a agarrarse al cinto. De él se acordaba ayer después de una final terrible con Busi, Guiller González, de Valverde Curueño. Se dieron a dolor, empataron a caída y media, hubo polémica en una nula ‘de pillo’ que pitó Getino. «Parecía entera de Guiller pero según iba colocado tenía que estar suelto, por eso aposté por la nula», decía el árbitro, más bien el ex luchador, pues sus recursos de tal son los que usó en este caso.

Día feliz para Teje, bien lo merecen tipos como él, que le han dado mucho a la lucha y sólo le pidenalgún regalo como el de ayer.El Rey de la Mediana estaba de fiesta.
En medios debería ser el día de Rubo, por aquello de que es de Valdorria y allí fue donde anduvo de ermitaño el Santo Froilán, al que se dedicaba el corro. No estaban además Moisés y Víctor Llamazares.

Y se metió en la final, donde le esperaba un rival muy complicado para él, Tomasuco. Pero todo es posible con él y más en San Froilán, si el santo fue capaz de poner a un lobo a trabajar… Pero el no hizo el milagro de poner a Tomasuco a perder, más bien lo contrario, no le plantó cara, apareció el Tomás de “una para aquí y otra para allá” y ahí se acabó el milagro.

La tarde empezó bien, en ligeros. Acabó mal, en pesados. Pesados también tenía «playa», premio para algunos. No estaban Clemente ni El Oso. Y gente como Caberín busca una victoria en una categoría que dominó. Bulnes y Alvarito soñaban su segundo corro den esta Liga…

Y se meten en la final Álvaro (que ganó a Bulnes) y Caberín (que ganó a Bahíllo y Joel, que fue tercero al final). Hay cuidado. Álvaro se adelanta con entera, Abel recorta con media. Caminan hacia el final mientras los árbitros les avisan primero, les sacan amarilla después… y roja, por pasividad. La tarjeta que mata sus esperanzas. No hay campeón, no hay playa. Los dos se miran. Álvaro cree que si va por delante no hay razón para atacar. Abel tuerce la cabeza. «No es mi año».