Corro de Sahechores: 'Vamos, que nos vamos... con Caberín'

La victoria de Cabero certifica su Liga número once y un nuevo corro junto a Víctor Llamazares, La Roca y Rodri La Perla

Fulgencio Fernández
23/09/2019
 Actualizado a 23/09/2019
Víctor Llamazares, El Hombre Tranquilo de Valderrueda, en una espectacular maña ante el único rival que le dio caída, Jesús el de La Braña. :: MAURICIO PEÑA
Víctor Llamazares, El Hombre Tranquilo de Valderrueda, en una espectacular maña ante el único rival que le dio caída, Jesús el de La Braña. :: MAURICIO PEÑA
Vamos, que nos vamos», decía el sabio Zapatones cuando la suerte ya estaba echada y mandaba subir a los más rezagados.

El tren de la liga pasaba este domingo por Sahechores y al final del mismo «el vamos que nos vamos» hacía subir a la cabina de mando al último campeón y alque más títulos tiene de los cuatro que han escrito este año su nombre en el palmarés: Abel Isaí Cabero, Caberín de Valdearcos, que acababa de ganar su Liga número 11. En realidad no necesitaba la victoria pues el segundo clasificado no, Morín, luchópero bien merecía una nueva Liga rubricarla con victoria.

Caberín después de ganar la 11 Liga dice lo mismo que en la décima: «Habrá que dejar  pasar a gente nueva» Lo acababa de ganar luchando con un finalista sorprendente, Josele el de Corcos, una fuerza de la naturaleza como tantos tíos que le precedieron en este deporte, los recordados hermanos Cerezal. «Espera que aprenda cuatro cosas», suele decir Moisés, que ha conocido en los entrenamientos sus fuerzas. Si es verdad la final podría ser entre el «eterno campeón» y un posible sucesor pues Caberín repetía al final: «Habrá que ir pensando en dejar a otros». Pero en la final Abel supo templar gaitas, esperar que se le pasara el ardor a Josele y tirar de veteranía y calidad para resolver, apuntar con el dedo al cielo para felicidad de aquel padre que tanto sufría y disfrutaba en los corros y nos lo arrancó la carretera de manera muy cruel.

El de Valdearcos se vio en  la final con Josele el de Corcos, con la misma fuerza que todos los Cerezal Se dice pronto 11 ligas, pero hay que ganarlas y sólo anda por 32 años. Ya hace muchos años que en el corro de Prioro, siendo un chaval de espectacular planta, le hizo decir al Che: «Ahí tienes al próximo campeón, lo tiene todo, cuerpo y sabe luchar, da mañas...». Y acertó el viejo zorro. Se batió contra rivales de todo tipo, soportó las aventuras de los de semipesados que subían a probar, de los canarios de importación... y él siempre estaba allí, suma y sigue, como ayer. Sin un mal gesto, toda su escenificación es ese salir con la cabeza agachada y torciéndola, que nunca se sabe si es para reñirse a sí mismo o para quejarse de algo.

- ¿Qué pasa Abel?
- Nada, es lucha.

Él es la lucha.
Y «no le dejan irse». Comenzó el año al tran trán y se vio en la cabeza de la clasificación... Habrá que tirar.

- ¿Te obligarán a seguir para el año que viene?

Tuerce la cabeza. Sonríe. Sonríe su mujer, la que decían que le iba a apartar de la lucha y acabó entendiendoa la lucha y a Abel. Allí a su lado.
- ¿Hoy saldré en la foto?; once ligas ya dan para ello.
- No estaba el fotógrafo cuando empezó pesados.

Es la eterna broma. Pesados lleva el estigma de ser muy tarde, ya no están los fotógrafos, aunque ayer el corro fue rápido ante la baja participación.

Antes de la Liga número 11 de Caberín pocas cosas se habían salido de la rutina de esta Liga de Verano.

El Hombre Tranquilo y La Roca siguen sin dar ninguna opción a sus rivales en ligeros y medios Porque rutina es que gane Víctor Llamazares en ligeros, ayer recibiendo solamente media caída de Jesús el de La Braña. Rutina y casi obsesión para sus rivales. Santi El Míster, que no ha ganado ningún corro este año y no querría dejar la Liga en blanco cayó ayer ante El Hombre Tranquilo en semifinales. Se mesaba la barba y razonaba.

- Ya no sé ni qué hacer. Hoy le trabé, le llevaba, estaba convencido de que tenía que caer yo encima, era lo más natural, y cuando me di cuenta estaba él encima de mí, me había embuchado no sé cómo.

Es la extraña aventura de quien iba a caer encima y acabó debajo. No sabe qué hacer El Míster, que en el anterior corro le apretó tanto el cinto que el de Valderrueda tuvo que pedirle a Busi que se lo quitara, que él no podía. Yalgo parecido a Santi le ocurrió a Busi en la final. El de Valverde deja siempre cadriladas para hacer un póster, es valiente, gusta a la gente... y se apaga cuando se encuentra enfrente al de Valderrueda.

- Abusón; dice un joven que pide anonimato «no me vaya a tomar la matrícula». No es Víctor de esos, ni mucho menos.

En medios pasa algo parecido con Moisés. Nadie ha encontrado antídoto, falseo que le dicen en lucha, para esos remolinos de furia de su cadera. Lo volvió a intentar Adri en la final, con tantas ganas como fuerza y Moisés, acurrucado, vigilaba. El ex luchador Nacho avisaba, «nada más que afloje... va».Tomó Adri un respiro y fue fatal.

Y nuevamente el cajón de los mejores tuvo mayoría de ‘La fabricona’.

En semipesados sólo eran cuatro. Tomasuco no estaba, Pedro Alvarado y Liquete subieron a pesados, Guiller, renqueante, siguió camino del partido de la Cultu. Y los dos favoritos —Rodri y Rubo, R&R— se vieron en la semifinal. Mereció la pena, se adelantó Rubo pero La Perla sigue alimentando el debate de cómo sería su vida de luchador si todo fuera como el último mes de competición, en el que coincide que hay menos fiestas. Pura coincidencia.

Rodri La Perla mantiene su espectacular final de Liga en una tarde con espantada, solo 4 en semipesados  Iván Villadangos y Juan Luis se encontraban ante una oportunidad histórica, se juegan entre ellos verse en la final y a ver... Se notaron las ganas, el futuro que hay en sus cintos y fue Villadangos quien tuvo el privilegio de verse en la final ante La Perla.

Pero como ocurrió antes con Víctory Moisés Vega hasta aquí hemos llegado. No llegó a diez segundos la final.

Y yo llegó al final. Con suerte, que Don Movistar tiene a es ta comarca contra las cuerdas desde una tormenta de julio y el wifi se va y viene más que las fechas electorales. Menos mal que los helados del L’Oasis y no te digo el Café especial de la casa hacen que todas estas minucias te parezcan pijadinas de poca índole. Aunque a los vecinoslo del wifi les parece una vergüenza.
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