Corro de Quintana de Rueda: 'El síndrome de la reina de Inglaterra'

Una de las ventajas de un corro de lucha, y más en estos inicios de temporada, es que las noticias o las conversaciones, comienzan antes de agarrarse los primeros luchadores. En los saludos ya hay palabras de recuerdo, para gente que no estará este año en la grada, como Mila, la expresidenta de Cistierna, o el abuelo de Cristian, el de Boñar, el hombre que le metió el gusanillo de la lucha. Por citar a dos en memoria de algunos más, como el padre de Marqui. Es también la magia triste de la lucha, una familia en la que se echa de menos a los que no están.

También explica la lucha alguna presencia, como la de Luis Padierna, el histórico luchador local, siempre recibiendo a quien llega, pero con graves problemas de visión, que no de lucidez, por lo que sigue el corro en las voces y los comentarios de los que le rodean y le cuentan, a los que pregunta.

- ¿Está Javi Oblanca?
- Ahí está, ya pasó una ronda.
- ¿Y Víctor Llamazares?
- Esperando tranquilo, ya sabes.

Le cuentan que hay muchos chavales, que son veinte, muchos que vienen de los juveniles, otros que van arrancando como Florián, Rubén Cerezal, Fer...

- ¿Escuché uno del Bierzo?
- Bien escuchaste. Jorge, de Vega de Espinareda, que ya tiró a dos buenos, David Riaño, subcampeón el año pasado, y Florián, que se quejó algo.

Los primos de Villavente, Fer y Adri, se postulan como alternativas a Víctor y La Roca en ligerosy mediosLa novedad en el cuadro de semifinales era El Halconero, Alejandro Franco; junto a tres clásicos: Fer el de Villavente, Rubén Cerezal y El Hombre Tranquilo Víctor Llamazares. Había dejado Alejandro ya muestras de su clase, de su mediana fulminante... y de su histórico pesar, el peso: «Que no subo de 57 kilos, da igual que coma que no, no llego a sesenta».

- ¿Pero matas gocho?; le preguntan.
- No. Eso no.

Pues así no hacemos faena y cayó en semis ante un Fernando Rodríguez, Fer, que sigue creciendo pero todavía no lo suficiente para plantarle cara en la final a un Víctor Llamazares, que sigue su tranquilo reinado. «Este va a ser como la reina de Inglaterra, que lleva media vida buscando sucesor pero no aparece».
De momento se llevó el corro con solvencia, ya es líder destacado... y sigue tranquilo.

En medios —con solo 8 luchadores y entre ellos un Guiller González que bajó cuatro kilos desde el viernes y Diego Arce, que siempre llega ‘casi’ de trabajar—se daba un clásico de los últimos años, que no estaba Padre en casa; es decir, que Moisés Vega, La Roca, tiene tal confianza en sí mismo que se va de vacaciones al inicio de la Liga: «Nos da ventaja para que nos animemos», bromean los rivales sin demasiado convencimiento.

Y ‘los beneficiados’ eran los Adri, su alternativa más clara; Chelín, con calidad para lo que sea o El Ingeniero Sergio, el que lo hace todo bien pero siempre acaba chocando con La Roca.

- ¿Y quién se llevó el gato agua?
- Pues corrió el escalafón y fue Adri el de Villavente el que se llevó el corrodespués de derrotar en la semifinal a Sergio y en la final a un Chelín que lo intentó todo pero...

Pero los aficionados ya sueñan con los enfrentamientos futuros entre La Roca y Adri. Al tiempo.

Tomasuco-Rubo

Lo que buscan los aficionados en medios es lo que ya hay en semipesados, con solo seis luchadores y una final en el punto de mira: Tomasuco y Rubo. El tercero en discordia, La Perla Rodri, a buen seguro que se está ‘protegiendo’ para unas más cercanas oposiciones en las que las pruebas físicas son fundamentales. Suerte.

Rubo avisó a las primeras de cambio de que no era broma solventando con suficiencia el escollo de Liquete en la previa; un combate menos complicado ante su casi paisano Diego le puso en la final.

Tomasuco tampoco dio muestras de debilidad. Tuvo mala suerte el chavalín Alberto del Cojo en debutar ante Tomasuco y así estaba montada la final anunciada y esperada: Rubo-Uco.

Pedro Alvarado honró a su pariente y patriarca de la lucha, Antonio Alvarado, que cumplió 110 años el viernes Tomasuco se mostró en la linea de «reina de Inglaterra», no parece querer la sucesión de momento y la solventó con más suficiencia de lo previsto. La cadrilada final fue una evidente muestra del poderío del nieto de Uco.

Y llegamos al peso máximo, pesados, que es el que menos clara tiene la reina asignada. Iba con ganas Pedro Alvarado, el actual campeón, para regresar a la senda de la victoria —en Camposagrado perdió con Víctor J.— y honrar al patriarca de la lucha y antepasado suyo, Antonio Alvarado, el viejo campeón de Remolina, que el viernes cumplió 110 años con la cabeza bien armada.

Tienen mucha confianza los suyos en Pedro, en sus condiciones, pero también temen su espíritu kamikace que, dicen, «si se empeña en que mete la cabeza por la pared, la mete, aunque se la rompan».

Y, vaya por delante, ganó Pedro. Remontó una caída en la final con un Unai que también es un tipo singular, capaz de todo, quizás lo más cercano a la filosofía de riesgo de Pedro.

La final fue a cara de perro. Se adelantó Unai, ‘a puro guevo’ y empató Pedro con la misma arma. Una nula y otra que debió serlo dieron paso a la caída definitiva, con los dos luchadores a corazón abierto, descompensados y Unai que parecía llevar a Pedro el descendiente de Alvarado se metió debajo, hizo palanca con sus rodillas en el suelo y voló Unai certificando la victoria de Pedro, que sonreía mirando a los suyos como diciendo «tengo razón». Increíble este Pedro. Lo suyo es puro riesgo.

El mosqueo de la tarde era el de Víctor J., El Canario, que quería ir sumando mientras su trabajo se lo permita, que las motos de agua esperan.