Corro de Lillo: 'Padre (los cuatro) vuelve a andar por casa'

Víctor, Moisés y Tomasuco dejaron claro porqué son líderes de sus pesos y el regreso de Caberín fue por la puerta grande

Fulgencio Fernández
15/08/2021
 Actualizado a 15/08/2021
Víctor Llamazares sigue invicto en ligeros, estrenó rival en la final, Rubén Cerezal el de Corcos, que tampoco logró derrotar al de Valderrueda :: MAURICIO PEÑA
Víctor Llamazares sigue invicto en ligeros, estrenó rival en la final, Rubén Cerezal el de Corcos, que tampoco logró derrotar al de Valderrueda :: MAURICIO PEÑA
Ayer en Lillo muchas miradas estaban puestas fuera del corro, en las zonas de calentamiento o la báscula. Había nombres propios, bastantes, que iban desgranando quienes observaban.

- Está Clemente otra vez.
Y El Junco calentaba en el horizonte, atento a los micros.
- Están los Cabero.
Y era cierto que Sansón y Caberín habían hecho acto de presencia.
- ¡Coño Unai! ¿Tú por aquí?; le bromeanal luchador local un grupo que anima el cotarro y quese nota desde su llegada que están con Tomás el de Uco, Tamasuco. Aunque Unai del Campo se les mosquea algo cuando le toca medirse al de La Vecilla yno salen por él.
- También está Busi.
- Ya, pero no entra en ligeros, tendrá que irse a medios. Y se fue.

Al grano. Que al margen de lo que ocurría en las zonas de calentamiento y pesaje lo más llamativo de ayer es que, en expresión de El Guerrero de Barrillos, «Padre está hoy en casa»; o, lo que es lo mismo,el líder está intratable.

Y lo estuvieron. Los tres primeros: Víctor Llamazares, El Hombre Tranquilo de Valderrueda; Moisés Vega, La Roca de Cistierna y Tomás González, Tomasuco de La Vecilla... y la noticia en pesados ya se ha dicho que estaba en la presencia de Caberín, que no falló en su cita con mejorar un palmarés impresionante y sumó otro corro, otra temporada más, aunque no pudo acabar la final pues Jesús Quiñones volvió a resentirse y abandonó cuando iban empatados a caída.

Entre las bromas que el grupo de apoyo a Tomasuco gastaba a quienes iban a medirse con el nieto de Uco era decirle: «Inténtalo hombre, tú haz lo que puedas»; que es una versión nueva del viejo dicho del añorado Tasio, el de Taranilla: «El intento no está penado»; cuando el rival había sido cuando menos valiente, que es lo menos que se puede pedir en un deporte así.

El morbo, no se puede negar, estaba en medios. De nuevo estaba allí El Junco después de su gesta en Valdefresno; estaba Adri, una vez superada la cuarentena del Covid; estaba Rubo II... y, sobre todo, estaba Moisés Vega, La Roca, el líder, con ganas de «poner las cosas en su sitio después de muchas temporadas dominando».

Pero también estaba Sergio González, El Ingeniero, un luchador imprevisible, siempre capaz de dar la sorpresa y un tipo entrañable: «¿Retirarme? Con 33 años y sin ganar un corro, no me gustaría». No le falta razón. Y mira que ha estado en unas cuantas finales, a veces nada más bajar del avión, como hizo dos años seguidos nada más regresar en agosto de Inglaterra, donde vivió unos años... pero no remató.

Ayer volvió a dejarse ver. Y nada más agarrarse con Moisés, en las previas, le dio una entera a La Roca... que se levantó mirando, con una media sonrisa, como si ya supiera que su paisano es muy capaz de estas cosas. Y Moisés levantó el combate.

Quiso el sorteo que en semifinales se viera con Clemente. Se le veía concentrado y con ganas. La verdad esque no sabías a quién decirle lo de «haz lo que puedas» o «el intento no está penado». Y nos ofrecieron un combate parta no olvidar. Clementebuscó sus armas, sacar, volear... pero La Roca tenía raíces en la tierra y al posarse en el suelo lanzó dos contras que mueven los cimientos de un pantano. «Así es imposible», le dice Adri, que sabe de lo que habla. Y no solo eso, que lo sufrió él unos minutos después en la final. La misma historia. Es de esos días que miras para los brazos de Moisés y piensas: «Mejor dejarlo para otra vez».

Semipesados parecía otra historia anunciada entre Tomasuco y Rodri, que lo fue, pero se coló en medio Unai del Campo, el luchador local... y vasco. Ya veteranísimo, sin entrenar, y se metió en semifinales ganando a Bulnes, que no es fácil. Pero todos los caminos conducían a una final Uco (como ayer le llamaba la grada)-La Perla.

La verdad es que Tomasuco ya había dejado su aviso previo en un combate precioso con Rubo. El de Valdorria fue valiente —«el intento no está penado»— y la respuesta de Tomás contundente después de parar tres intentos de cadrilada con muchas ganas. Y en la final se le adelantó Rodri, con calidad yuna caída de esas que parecen fáciles y no lo son, ni mucho menos. La grada enmudeció, pero solo unos segundos, y se volvieron a sumar al apoyo a Tomás que se lo agradeció con unaremontada muy suya, de esas en las que no sabes si hay más coraje o más calidad. O las dos cosas.

Las espadas siguen en alto. Hoy espera Prioro, que es la tierra de Rodri.

Sansón bajó más de 3 kilos


edios y semipesados tenían el morbo y combates en la cumbre. También una anécdota con el regreso de Sansón Cabero: «Si vuelve Clemen, que me saca tres años, ¿porqué yo no?», se preguntaba el de Valdearcos, que sin embargo se encontró con una sorpresa desagradable: se pasaba 3,200 kilos cuando se subió a la báscula alas cinco menos algo. Marchó a correr, volvió a pesarse un par de veces y a la hora de la verdad... entró. No se si será de récord o poco le faltará.

El mismo apellido, con otro nombre, Abel, y también debutante este año se llevó el corro en pesados. Ya había avisados: «Iré cuando me apetezca para matar el gusanillo», pero hizo mucho más, ganó el corro y aumenta el palmarés de quien ya lo tiene que no cabe en una hoja de excel.

Antes de esa final en la que Jesús tuvo que abandonar había caído el líder, Pedro Alvarado, pero no ante Abel sino ante Jesús Quiñones. Decían sus amigos que Pedro practicó «la más bella forma de suicidio deportivo» y no les faltaba razón pues Pedroluchó como más le gusta... a Jesús Quiñones, que le esperó a la contra y le fulminó.

Víctor Llamazares está entrando en esa fase cruel en la que solo será noticia si pierde. Y ayer no fue el caso, cierto que hubo chavales que le plantearon problemas —el local Manu le dio una entera— pero poco más. Ayer el finalista fue Rubén Cerezal, que tiene ese gen Cerezal de Corcos... pero hace falta algo más con Víctor.
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