Contrastes

La ruta se inicia en la plaza de la 'M', ubicada en las cercanías del Museo del Ferrocarril

Francisco A. Ferrero
02/04/2017
 Actualizado a 12/09/2019
Ubicación de la ruta de senderismo 'Contrastes', en Google Earth.
Ubicación de la ruta de senderismo 'Contrastes', en Google Earth.
Desde la plaza de la ‘M’ nos encaminamos hacía el parque del Temple bordeando la rotonda del caballero templario. El centro de esta plaza circular está presidido por una fuente adornada por un caballero templario ecuestre, elaborado en acero y bronce; es un trabajo del escultor Óscar Alvariño, que también lo es de otras obras escultóricas en Ponferrada.

Tras unos pocos metros se alcanza el parque del Temple, que anteriormente se conocía como el bosque del Belga (Marcelo Jorissen), que rodeaba la casa de este ingeniero que llegó a ser director general de la empresa MSP (Minero Siderúrgica de Ponferrada). Este parque es consecuencia de una iniciativa medioambiental sin precedentes desarrollada en los años 80, con la que se ampliaron las zonas verdes de la ciudad. Desde la construcción del parque de El Plantío, a finales del siglo XIX, no se había habilitado ningún otro en la ciudad. Impulsado por esta iniciativa, se recuperó un terreno, inicialmente vallado y de aproximadamente 7 hectáreas, que hasta aquel momento pertenecía a la MSP. El parque del Temple fue hasta hace pocos años el más grande de la ciudad, siendo superado en la actualidad por el parque de La Rosaleda (también conocido como parque del Oeste), de cerca de 15 hectáreas de superficie y que también visitaremos al final de este recorrido periurbano.

Rebasado el parque descendemos hasta la amplia vega del río Sil, que cruzaremos por la larga pasarela peatonal de madera, tendida en el año 2011. Una obra muy necesaria, desencadenada como homenaje a Rafael Martínez Figuera, el infortunado zapatero mudo de Flores de Sil ahogado al intentar cruzar el rudimentario paso anterior, que era arrastrado por las crecidas todos los años. Es triste pensar que alguien tenga que pagar con su vida para acometer obras tan evidentes y de gran acogida social.

Tomamos el antiguo camino rural que unía Toral de Merayo con Otero. Durante el trayecto podremos ver el cauce retrazado del poderoso río Sil para arrimarlo al monte Pajariel y alejarlo de las edificaciones, liberándose con ello un terreno de propiedad fluvial, que muestra un paisaje ribereño que acerca el parque del Temple al río. Más adelante, acompañados por el constante murmullo del agua, se observa desde la altura la amplia vega del río orlada de espléndidas choperas a medida que nos alejamos del paisaje urbano y nos acercamos al rural. El río Sil, que divide la ciudad de Ponferrada y acompaña la trama urbana durante más de tres kilómetros, también vertebra la comarca del Bierzo, envaneciendo un corredor verde a su paso, que podemos ver durante este itinerario. Desde la altura, se aprecian los rasgos naturales que definen el marcado carácter de la comarca berciana: las dilatadas vegas bajo un horizonte montuoso.

El monte Pajariel, que mostraba su fachada más agreste y altiva frente a la ciudad de Ponferrada, extiende ahora sus amplios estribos hasta el encuentro con el río Oza en Toral de Merayo. Alcanzando los viñedos, circuidos de almendros, cerezos y nogales, ya se divisa el pueblo y las tierras de labor en la distancia. El camino que traíamos, nos vomita en el pueblo después de atravesar el Callejón, un paso singular atrincherado entre paredes de verticales de conglomerado, de hasta 10 metros de altura, coronado por un dosel arbóreo de encinas. Toral es un pueblo muy cuidado, en el que conviven los viejos edificios con casas restauradas y de nueva construcción. Como edificios religiosos son de destacar la ermita del Santo Cristo del Nogaledo y la magnífica iglesia de San Salvador. Recientemente se han sacado a la luz los cimientos de una pequeña iglesia mozárabe del siglo X, de traza similar a las de Santo Tomás de la Ollas o Santiago de Peñalba.

Una vez nos alejamos de las casas entre fértiles huertas, volvemos de nuevo a la llanura de inundación del anastomosado río Sil, que cruzamos por un puente de nueva traza inaugurado en el año 2015. Tras rebasarlo, nos damos de frente con las últimas casas del barrio de Flores del Sil, que nos conducen hacia las barriadas de Villagloria y La Placa. Estos barrios periféricos no tienen la personalidad de un pueblo, pero tampoco la de una ciudad; son barriadas dormitorio que florecieron con fuerza al amparo del espectacular crecimiento de la ciudad en los años cuarenta y cincuenta para albergar una población espontánea que venía en busca de puestos de trabajo. Son casas ocupadas por familias foráneas, muchas andaluzas, y vecinos procedentes de los pueblos cercanos durante el éxodo rural.

Durante la década de los años cincuenta, la clase obrera, que era mayoritaria en la población, se ve excluida de la ciudad, ocupando el espacio marginal rural, al otro lado de los terrenos de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), que llegó a ser propietaria de más de 270 hectáreas en los terrenos del alfoz de Ponferrada. Surgen así estos barrios, ligeramente separados de la ciudad y estratégicamente situados cerca de los puestos de trabajo. Fueron desarrollándose más allá de los terrenos de la MSP como elementos segregados; así nacieron Cuatrovientos, Flores del Sil, La Placa y los poblados de la MSP y ENDESA.

Los Barrios de Flores del Sil y La Placa están alineados a los márgenes de la presa del Fabero (también conocida como la presa o canal de La Martina). El barrio de Flores del Sil, que barajó llamarse como ‘Brisas del Sil’ y cuyos terrenos pertenecieron al término de Toral de Merayo, tiene en la actualidad (2015) cerca de 9.000 habitantes, convirtiéndose en el más populoso de la ciudad.

Siguiendo el itinerario, el paseo discurre entre diminutas casas que flanquean huertas de autoconsumo hasta alcanzar, en Villagloria (o Villaflor), la destacada iglesia de Jesus Redentor (año 1964).Nos llamará la atención lo excesivo del minifundismo agrícola de este barrio; sus huertas suponen en la práctica una barrera que impide la comunicación física entre barrios, solo unidos por exiguos senderos. La abundancia de la vivienda individual, dispersa entre huertas, caminos rurales y senderos, marca la tónica constructiva, carente de un plan de ordenación que impida la protección de las huertas del hábitat espontáneo.

Desde Villagloria alcanzamos el barrio de La Placa a través de un sendero paralelo a un canal de riego. En La Placa podemos ver, en franco abandono, lleno de basura y prácticamente expoliadas, el conjunto de infraestructuras ferroviarias más importantes de la comarca, los Talleres de RENFE.

La Placa era una plataforma giratoria donde se situaban las locomotoras para guiarlas hacia los distintos hangares, y también para cambiarles el sentido de la marcha. Este barrio, nacido a la sombra de los talleres referidos, debe su nombre a la «placa» giratoria, pero también está ligado a la antigua fábrica de briquetas y ovoides, así como a los cargaderos de mineral de hierro y de carbón, punto de concurrencia de la red ferroviaria comarcal de la MSP con la red nacional.

Despedimos este complejo industrial imaginando, en silencio, la alta actividad que llegó a tener y los cientos de familias que obtuvieron sus ingresos por su trabajo en estas instalaciones, hoy convertidas en un patrimonio industrial perdido y muy abandonado.

Dejando atrás el barrio de La Placa y cruzando la reciente avenida de Los Escritores, nos dirigimos al barrio de Cuatrovientos al que abordamos por el parque de Pablo Picasso, de alrededor de 1 hectárea de superficie. Cuatrovientos, de unos 4.000 habitantes (año 2015), compite con el barrio de Flores el Sil, conformando ambos los barrios periféricos más populosos aledaños a la ciudad de Ponferrada, ya casi absorbidos por ésta. Siguiendo el itinerario alcanzamos el barrio de La Rosaleda.

La Rosaleda supone la actuación urbanística más importante de la ciudad de Ponferrada. Ocupa unas 70 hectáreas de los terrenos que la MSP vendió al Ayuntamiento de Ponferrada. Estos terrenos fueron invadidos por el boom de la construcción, que poco tuvo que ver con la necesidad real de construcción de nueva vivienda.

El barrio está presidido por la Torre de La Rosaleda, símbolo de la crisis inmobiliaria y de las ambiciones desmedidas del urbanismo de la ciudad. Con 107 m de altura, se encuentra al final de gran bulevar, que vertebra este barrio, y representa el edificio más alto de Castilla y León, compitiendo con las altas chimeneas de las centrales térmicas.

Para los urbanistas, Ponferrada es un mal ejemplo de ciudad con un ordenamiento urbanístico errático. Se hizo así en los años de gran desarrollo demográfico, por falta de una regulación urbanística, pero también se ha hecho recientemente con las últimas barriadas construidas. Es la inercia de una ciudad desmesurada y excesiva.
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