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Contestables vías urbanas

15/08/2021
 Actualizado a 15/08/2021
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Hay muchas opciones y distintas opiniones para poner nombres a las vías urbanas. Incide en el nombramiento una Ley de la Memoria Histórica que implica la obligada mudanza del nombre de calles y plazas cuando la placa correspondiente lo es por su vinculación a la dictadura franquista.

Una de las avenidas de la urbe leonesa dedicada a un nombre propio relacionado con el franquismo es la Avenida José María Fernández Ladreda. Se trata de un militar que llegó al grado de general, pero su verdadera proyección la conseguiría a través de la actividad industrial y especialmente en la carrera política. Su currículo acumula una ingente cantidad de condecoraciones, distinciones civiles, militares, científicas y todo tipo de nombramientos y logros empresariales.

Tras haber jurado fidelidad a las Cortes republicanas, sin embargo optó por sumarse en Oviedo a los golpistas de julio del 36. Merced a los servicios prestados al nuevo régimen, éste le recompensó generosamente, elevándolo a encabezar el ministerio de Obras Públicas.

A partir de 1945, el nombre de José María Fernández Ladreda se inscribe en decenas de calles o avenidas españolas, muy especialmente en localidades de Asturias y Galicia. Pero también fuera de estas regiones, como Segovia, Valladolid, Cádiz.., y León ¿Por qué –uno se pregunta en primer lugar¡– tal éxito callejero? La respuesta es bastante sencilla. Utilízase su nombre para rotular calles de nuevo trazado o sustituyendo las ya existentes en numerosas localidades españolas con el propósito de ganar prebendas en la obra pública. Los funcionarios municipales consideraban que el halago del ministro podía favorecer la obtención de inversiones. Este era el mecanismo habitual para conseguir ventajas, un procedimiento chaquetero nada raro durante el franquismo en aras de obtener más dinero para la reconstrucción en un país destrozado tras una guerra civil.

Una vez finalizada la dictadura, con la llegada de la democracia y la Ley de la Memoria Histórica, la presencia de José María Fernández Ladreda fue despareciendo del callejero, no sin alguna polémica resistencia. De este modo su nombre fue sustituido en Gijón, Madrid, Pontevedra, Segovia, etc. ¿Qué le debía y sigue debiendo León y Cádiz, para que persista su nombre en el callejero? Confieso mi ignorancia. Pero, es de suponer, que ‘avenidar’ a favor de este prohombre debe tener alguna explicación como gran benefactor y, en consecuencia, su inamovible rótulo vial.

Estoy de acuerdo con Martín Manceñido, presidente de la Asociación de Amigos de Portugal, en su propuesta por escrito al señor alcalde de la plaza, para inscribir en León una Avenida de Bragança, ciudad portuguesa que tiene dedicada una vía a nuestra ciudad. Sería justa correspondencia como sustituta de la de Fernández Ladreda.

A la prestigiosa Guardia Civil, en vez de reemplazar con su nombre la calle Capitán Cortés, cabría mejor nombrar calle de la Benemérita a la actual calle Ana Mogas, una beata catalana relacionada con el Colegio de las Pastorinas, debiendo desaparecer del callejero leonés por estar inscrita merced a los intereses particulares de un exconcejal apodado ‘Pelines’. Y, como he dicho hasta la saciedad, opto por mudar la calle Capitán Cortes en favor del máximo científico nacido en la ciudad de León: el oftalmólogo y escritor Enrique Salgado Gómez. No haberle dado todavía el nombre de una calle a tan ilustre ciudadano leonés muestra el desconocimiento de quienes tienen la potestad de nombrar las vías por donde perneamos.
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