28/07/2021
 Actualizado a 28/07/2021
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Será contagio olímpico o embeleso, pero hoy escribo contemplando, en la superficie fluvial que enfrento, los curiosos frutos, ora luminosos, ora sombríos, de los juegos en que, en el cielo, compiten voluptuosas nubes de sinuosas hechuras y la deslumbrante y ardiente estrella que llamamos sol (no está la cosa estos días para mentar más rey, por astro que sea). Y no es el único deleite que admiro en su curso, pues también andan las aguas de la mar y el río en morosos juegos preliminares que, tiempo mediante, las conducirán a reconocerse también en sus sendas genéricas trasformaciones, dejando, aparentemente, el río de penetrar en la mar para, haciéndose ría, acoger, ella ahora, en su abierta dársena, la irrupción del pujante mar. Ya ven, ando cual ‘voyeur’ de los placeres que el natural olimpo ofrece.

Será contagio histórico o quizá rebrote, pero hechos apuntan a que, en algún aspecto, se retrocede a tiempos que uno creía afortunadamente superados. Mas no. Tal parece que los que nunca se fueron, por más que se digan «demócratas de toda la vida», regresan a sus usos y abusos y no se tardará en volver a oír –si alguno no se oye ya– el viejo y castrante derrotado consejo –originado en injustas experiencias y el miedo por ellas inoculado– de «tú no te señales», «tú oír, ver y callar» tan frecuente durante el franquismo. Bien recuerdo haberlo oído. Mas, por suerte, bien entendí la elocuencia de los silencios que en mi familia generaba tal recomendación o quizás sólo acerté a trascribir los códigos morse que tanta memoria percutía en sus pulsos.

Y así, el pasado sábado, en el suplemento literario de un diario de este país, se conocía cómo a los escritores Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo se les han enviado dos anónimas cartas amenazantes por el sencillo hecho de, como ciudadanos, ejercer libremente sus derechos civiles y políticos. ¿La mano o manos remitentes? Partidarias acérrimas (¿o será acémilas?) de su pensamiento único, patriotas de grito en voz por su España una, mas no grande y, aún menos, libre.

Será contagio vírico o necedad o contumacia pero, durante los últimos 14 días, a lunes 26, el número de casos de covid-19 diagnosticados en España fue de 332204 (19753 en Castilla y León, 6502 en la Asturias en que escribo), mas la responsabilidad seguro es del chachachá. Nosotros sabios irresponsables pues, lo sabemos, siempre se mueren los otros. ¡Ah desmemoria!

Vuelvo a la contemplación voyerista de natura, quizá me contagie de calmo gozo.

¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.
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