Conocen el truco de la vida

Hay manos que le han cogido el truco a la vida y que van cambiando de ocupación sin perder el dominio de las diversas artes que precisan en cada caso.

Las mismas manos que se mueven con maestría haciendo encaje de bolillos a una velocidad y precisión que sorprende cogen después las castañuelas y las hacen sonar al ritmo que la pieza precise.

Las mismas manos que manejan el telar sin necesidad de mirarlo saltan a las castañuelas y ponen a bailar al vecindario.

Los mismos dedos que ordeñaron a mano durante tantos amaneceres amenizaron después las veladas de tantos oscureceres, pasaron del trabajo al bailesabiendo que forman parte de la misma moneda, aunque sea distinta cara.

Las mismas manos de maestras que cogieron la tiza en el encerado se vistieron por la noche con las cuerdas de las castañuelas para ponerle música en la fiesta a la letra que habían enseñado en la escuela. O las de las médicos, las enfermeras...

Las mismas manos que acariciaron, las mismas que achucharon a hijos y nietos, las mismas que lavaron en el río, las mismas que se mojaron en el mar en alguna de aquellas excursiones anuales, las mismas que abrazaron a la vida  arrancan ahora ritmo al silencio de las noches.

Porque son manos que conocen el truco de la vida.