24/03/2020
 Actualizado a 24/03/2020
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Pasan los días, hoy uno más y aún sin saber los que nos quedan, esperando un nuevo amanecer con las ventanas abiertas, imaginando el vuelo mientras cruzas los cielos en busca de la libertad confiscada. Encerrado entre esas paredes agrietadas que se vuelven amigas y afables, dedicándonos delirios de esperanza. La vida se entorna mirando al unísono del futuro imperfecto, huyendo del descalabro continuo que el presente obliga, como la emergencia nacional establecida en forma de uniformes vigilantes, que recorren las calles en busca del bullicio prohibido o del caminante perdido. Ahora, aquí, toca esperar acariciando la botella deseosa de ser descorchada y brindar mientras soñamos encuentros entre abrazos y besos, celebrar el fin del confinamiento a sabiendas que ya nada va a ser como antes. Al otro lado, los hospitales reciben miradas perdidas, a la vez que los pabellones se preparan para ofrecer refugio a los contagios no buscados, de encuentros peligrosos y rostros sin sonrisa, con heridas provocadas por culpa de una guerra sin balas. Los más jóvenes viven lo nunca vivido, como mucho, a través de alguna serie apocalíptica, se imaginan escenarios parecidos. Solo a los que debemos cuidar, saben de estas elegías como el canto repetido, que en su memoria se atrincheran recuerdos nefastos y olvidos que retumban en las cunetas. El eco repite en voz alta y contesta cuando se le pregunta, dónde estás.

Los recuerdos abandonan el cuarto del pasado inquieto, se amontonan como el melancólico silbido de una noche punzante, que atraviesa el cuerpo y eriza la piel de escalofríos constantes y perennes, esperando otra respuesta a tanta inquietud sobrevenida, ¿cuándo acaba esto? Siento las ganas de volverte a ver en la vida y en la calle de abiertos lugares, entre risas y algunas maldades, volver a respirar el aire libre y no contaminado, cayendo en la rutina necesaria, sabes que lo necesitas tanto como yo, amiga mía.

Empieza a llover y continua el aislamiento obligado de la soledad finita y la lágrima permitida.0
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