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Conectividad fluvial

17/08/2015
 Actualizado a 16/09/2019
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Sus escasos, y tal vez infieles, lectores, puede que conozcan, y acaso aplaudan o tal vez discutan, la contumaz insistencia de este cronista en el asunto de los ríos leoneses y su abandono. Por eso hoy se ve en el trance de glosar una noticia en este mismo medio el pasado 23 de julio, que, aunque no acaba de entender del todo, (y sin embargo no piensa recurrir a la traducción simultánea (que esto ya es alta literatura) en la mejora de los cauces, aunque tan sólo en sus tramos rurales, ya que en los urbanos la competencia es de los municipios.

El Magrama (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) junto con la CHD (Confederación Hidrográfica del Duero) han decidido contratar con Eurufor, por 1,5 millones de euros, y por tres años, unos servicios de limpieza de los tramos rurales de algunos ríos leoneses y que, al parecer, consiste en el siguiente galimatías: Mejora de la conectividad fluvial. Recuperación de la conectividad longitudinal de las masas de agua. Mejora de la conectividad lateral. Construcción de dispositivos de pasos para peces. Demolición de obstáculos transversales. Retranqueo o eliminación de motas. Recuperación de meandros. Limpieza de frezaderos. Mejora de le vegetación riparia.

En el Vidanes, y al toque de la campana a concejo y a hacendera, cada año, al principio del verano se limpiaba el río y se reconstruía el puerto se limpiaban las presas de riego y se recompensaba el esfuerzo popular con una merienda a base de escabeche y los pellejos correspondientes de vino, las hogazas de pan y santas pascuas, que el trabajo aguardaba y era mucho. Pero es que, entonces, el río era de todos. Hacíamos lo que había que hacer, y sin cobrar, porque era nuestro y lo teníamos que mantener.

Tampoco es que no cobráramos nunca por hacer lo que había que hacer. Este cronista llegó a tener, en común con los amigos, una barca construida con tablones arrancados de las garras de una crecida. Y su padre, Domingo Llamas, llegó a surtirse de leña arrastrada por el río suficiente para calentarse todo el invierno. Vecinos hubo que arreglaron sus cuadras, horneras, y portalones, con vigas de roble viejo que arrastraba el Padre Esla. En cambio ahora, y no tengo más remedio que contarlo, vecinos hay que se desesperan cuando, de paseo por la carretera, les paran los del Seprona preguntando por el origen de una vara de avellano recién cortada con la que se apoyan en al caminar: La compré en la feria de Valladolid. «Para la conectividad» tendríamos que cantar ahora con la música de «para la libertad».
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