Condenas ejemplares

La libertad para los descerebrados miembros de La Manada provoca un gran impacto social, que demuestra que el sistema tiene lagunas y que quizá haya que modificar algunas leyes, pero resulta muy peligroso querer resultar ejemplar en un determinado caso

La historia judicial de este país está plagada de casos en los que querer ser ejemplar perpetúa la injusticia
22/06/2018
 Actualizado a 17/09/2019
La sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra decretó ayer la prisión provisional bajo fianza de 6.000 euros para los cinco integrantes de La Manada, condenados nueve años de cárcel por un delito de abusos sexuales con prevalimiento en los Sanfermines de 2016. El auto contó con un voto particular discrepante del presidente del tribunal, José Francisco Cobo, quien abogó por la prórroga de la prisión provisional sin condiciones. Se trata de un caso que está en el punto de mira de la opinión pública, con posturas muy enfrentadas y cada vez más polarizadas, y con una evidente duda por parte de los jueces, ya que ni a la hora de dictar la sentencia ni a la hora de emitir el auto sobre la libertad provisional de los condenados ha habido unanimidad entre los jueces encargados de tomar la decisión. Sin conocer en detalle la legislación, ni los detalles meramente técnicos para profesionales de la justicia que pueden diferenciar un delito de otro, la sociedad pide una condena ejemplar para los descerebrados miembros de La Manada, que así se hacían llamar. El caso viene a demostrar las lagunas judiciales, la falta de sensibilidad del sistema, los errores que se deben corregir y quizá algunas leyes que se deban cambiar, al menos en cuanto a su tipificación, pero lo cierto es que resulta excesivamente peligroso exigir condenas ejemplares en determinados casos. La historia judicial de este país está llena de casos en los que se ha demostrado que querer ser ejemplar con un condenado sólo ha servido para perpetuar algunas injusticias.
Lo más leído