Concejo, conversación, cónclave, contubernio, concilio, concordato, concentración... lo que tú quieras pero siempre con.
Con conversación, con palabra, con concejo y con consenso. Cuando las gentes se reúnen y hablan con, con los demás, siempre es posible el acuerdo y la solución que tan lejanos parecían, que tan complicadas se veían cuando en el bar echaban de uno en uno la bocona a pacer y no dudaban en decir que iba a ser muy gorda, que se iba a montar la de dios es cristo, que iban a salir a volar por los aires los mangos de los azadones y no sé cuántas maldiciones más.
Mira la imagen. Ponle letra en la que es fácil deducir que se encontraron en un camino, yendo a buscar las vacas o las ovejas, apoyaron las varas en el suelo en señal de ofrecerse la paz unos a otros, la conversación comenzó a fluir sobre derechos, pastos, necesidades, aprovechamientos, quiñones, maquilas y otras historias pendientes...
Y resulta que aunque no lo pareciera todos decían lo mismo, que aunque recelaran del acuerdo pronto descubrieron que lo bueno está bien para todos, que dos que quieren lo mismo buscan lo mismo.
Y si son tres mejor y también cuatro, cuando son más le llaman concejo.
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