Con todo el pescado vendido

No es el final de temporada que cualquier aficionado al deporte de la provincia hubiese deseado. En teoría, cuando a principio de año se dio ya por hecho que este fin de semana habría elecciones locales(ya sé que no era oficial en esa fecha todavía, compañera Rosa, no insistas que me fastidias el argumento y si todos lo decían ya sería por algo), mi reacción fue pensar que vaya fin de semana iban a pillar, quizá el más importante para deportes del año.

Podía ser un gran fin de semana para la Cultural. En aquel 15 de enero estaba a sólo un punto del ‘playoff’ de ascenso quemi pensamiento era que, si llegaba con opciones de sellarlo a esta jornada final, malo sería que contra un Talavera hundido no lo hiciese. Y a ver, malo sería que no tuviera posibilidades de meterse o que lo hubiese hecho y se jugara el puesto, que pintaba muy bien. Iluso. Al final sí que ha hecho historia, pero no la que soñábamos, sino la de hacer su peor segunda vuelta y tras ganar dos partidos de 18 llega al último partido jugándose algo, eso sí, pero es la salvación que no tiene cerrada.

Al menos depende de sí misma para conseguirla, que en realidad necesita para bajar una carambola que con la Cultural por el medio yo no descartaría, pero a la que ya querrían por lo menos poder agarrarse en la Ponferradina. En aquella fecha de mediados de enero los bercianos se veía ya que no iban a llegar a este fin de semana en el que se disputa la última jornada peleando por el ‘playoff’ al que el año pasado optaron, pero recién caídos a puestos de descenso por primera vez no podían imaginar que el partido sólo sería importante por ser el de la despedida, que nunca se sabe hasta cuándo será, porque estarían ya descendidos matemáticamente desde la antepenúltima jornada y virtualmente desde hace casi un mes.

De descender nunca hubo opciones (sólo faltaba) en el Ademar, pero en ese momento en pleno parón invernal era cuarto, un puesto que dependiendo de lo que pasara en la Copa del Rey daba plaza directa a Europa o casi la aseguraba vía invitación. Y llegaba ahora en la penúltima jornada uno de los partidos más esperados, la visita del Valladolid, donde la pinta era de que Europa no iba a estar sellada y, dado que el último día esperaba el Barça, habría que ganar sí o sí para atarla. Pero no, aquí otro año ha tocado estar con todo el pescado vendido en el tramo final. Y llevamos tres años que ya es costumbre...