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Con ‘f’ de fénix

04/07/2020
 Actualizado a 04/07/2020
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Renacer no resulta fácil. Tras meses de encierro los ciudadanos de todo el planeta vamos asomando la cabeza agazapados tras mascarillas, observando el mundo como si despertáramos de un mal sueño, contemplando el exterior como si nos hubiese invadido una civilización alienígena. La diferencia es que todo sigue en pie. En pie, pero distinto. Muchas tiendas y pequeños negocios ya no han podido volver a abrir sus puertas. Los columpios y los toboganes duermen precintados. Las piscinas parecen un túnel de desinfección. Pero como el ser humano es un animal de costumbres comenzamos a adaptarnos a esta ‘nueva normalidad’ que nos toca vivir utilizando cubrebocas de colores que hagan juego con un estado de ánimo más veraniego, guardamos distancias, nos saludamos codo con codo y hablamos de lejos, que aunque no sea lo mismo, algo es. No se trata de bailar.

Los políticos hablan de ‘reconstrucción’ aunque nadie nos haya bombardeado. El término no deja de parecerme inapropiado y excesivo. Tal vez ‘reactivación’ sería más adecuado, ‘renacimiento’ suena mejor, pero seguro puede parecer demasiado poético. En todo caso, vamos dando pasos hacia la luz. Algunos ciudadanos han podido cobrar los ERTE y también bastantes familias se han visto socorridas gracias a ese necesario IMV. Muchos colectivos comienzan a ser atendidos, otros siguen a la espera. A la cola, como siempre, los artistas. Músicos, pequeñas compañías de teatro, feriantes, titiriteros. La farándula es para el verano. Pero este verano no parece propicio a la congregación, por lo que muchos grupos que sobrevivían gracias a sus actuaciones de temporada ahora se quedan en tierra como si hibernasen un lunes al sol. ¿Cómo sería el mundo sin música, sin poesía, sin pintura, sin cine, sin danza? Cada vez que el arte se queda ‘el último de la fila’ todos perdemos. Caminar sin ellos es vivir sin aire. Sin ellos reconstrucción. Con ellos renacimiento.
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