Con cansancio

27/01/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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Esta semana ha sido el Día del Periodista, y por desgracia no me tocaba escribir esta columna. Pero no quería dejar pasar la ocasión y me vino a la mente una de las columnas que más me ha gustado leer de Leila Guerrero y que de vez en cuando me la repito internamente, como una especie de mantra, para intentar seguir dándole sentido a las cosas. Me hice periodista por muchas razones, pero la más decisiva es que algo dentro de mí me decía que, o era eso, o no podría ser otra cosa. Y con ser me refiero también a estar. No me veía siendo abogada, ni médico, ni profesora. Al igual que no me veía estando en un despacho, o dando clases o dirigiendo una obra. Y las cosas que vienen de las mismísimas vísceras, esas sensaciones que a uno le salen de lo más hondo, nunca mienten. Digo esto porque pese al resultado, seguramente haya merecido la pena porque tú contabas con tu propia intuición. La que nos dice que salga bien o salga mal, nos hará felices. Esto es lo que me pasa con el Periodismo. Mis expectativas eran altas, mis sueños también, pero hay veces que la vida nos tiene preparadas otras cosas. Aunque me sigo dedicando a algo que me encanta, de una manera diferente e incluso inesperada para mí, también hay muchos momentos de cansancio. De esos días en los que piensas, total, ¿para qué? ¿Es tan importante? ¿Me va a llevar a algo? Y es entonces cuando recuerdo este párrafo de ‘Escribir’ de Leila Guerrero: «Hay que amasar el pan con las manos, con la punta de los dedos, con los antebrazos, con los hombros, con fuerza y con debilidad... Hay que amasar el pan con rencor, con tristeza, con recuerdos, con el corazón hecho pedazos, con los muertos... amasar el pan con cansancio, por cansancio, contra el cansancio... Hay que amasar el pan para vivir, porque se vive, para seguir viviendo. Escribir. Amasar el pan. No hay diferencia». Y todo cobra un poco más de sentido. Porque escribir, incluso con cansancio, con rabia, con el mal humor que siento ahora mismo, siempre merece la pena. Feliz día a todos a los que esta profesión aún os hace vibrar.
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