Con buenas letras e historias

Jesús Torbado, Julio Llamazares o Michi Panero vivieron a medio camino entre la literatura y el periodismo, como autores de recordados reportajes en unos casos y como críticos muy singulares en el de Michi o su amigo Cantalapiedra

Fulgencio Fernández
22/01/2023
 Actualizado a 22/01/2023
Olga Fernández, Julio Llamazares, Leticia Álvarez y Michi Panero. | L.N.C.
Olga Fernández, Julio Llamazares, Leticia Álvarez y Michi Panero. | L.N.C.
Decía José Luis Gutiérrez que una de las señas de identidad del periodismo leonés era "la calidad literaria, que nos hermana con nuestros escritores". Es cierto que, aunque fuera una inmodestia que lo dijera él, El Guti sí fue un buen ejemplo de lo que predicaba. De hecho llegó a ‘salvar’ en un trance complicado la revista de Literatura Leer (con los leoneses Loureiro y Ejido en sus filas), siendo su director ejecutivo y la llevó a ser Premio Nacional de Fomento de la Lectura.

Pero ejemplos significativos de esa convivencia ‘literatura/periodismo’ fueron, por ejemplo, Jesús Torbado y Julio Llamazares, celebrados novelistas pero también asiduos del periodismo, especialmente en el apartado de reportajes. En el caso de Jesús Torbado centrado en lostrabajos de viajes y turismo, en la que fue un referente inevitable; yJulio Llamazares realizó recordadas series de reportajes, especialmente en las páginas y la revista de El Paísde hace unos años, muchas veces acompañado del fotógrafo José Manuel Navia, muy cercano en la sensibilidad de los temas abordados por el escritor de Vegamián.

Muchas de estas series de reportajes acabaron finalmente recopilados en varios libros (En mitad de ninguna parte, Entre perro y lobo, En Babia, Nadie escucha, El viaje de Don Quijote, Atlas de la España Imaginaria) pero seguramente donde más fieles tiene es en suscolumnas de opinión.

El apellido Panero lo dice casi todo en León y todo en Astorga. Michi es el pequeño de la saga, de los hijos de Leopoldo (después de Leopoldo María y Juan Luis), y el primero que no cultivó la poesía, sello de identidad de la casa. El benjamín, todo un personaje de la bohemia madrileña, encontró su género idóneo en la crítica de televisión, que ejerció sobre todo en Diario 16 y alcanzó una evidente popularidad, por cómo lo contaba, por la valentía de sus críticas y por e,, halo que envolvía a su apellido, sobre todo después de la película El desencanto.

Michi –que realmente se llamaba José Moisés Víctor Santiago Panero Blanc– era directo en sus críticas y se podría decir que muchas veces visionario. Esto decía de lo que se nos venía encima con la televisión "de las nuevas cadenas", y la irrupción de Tele 5 y su particular estética: "No hay imaginación. No hay nada detrás. Es un drama la irrupción de los llamados programas refrescantesconpresentadores como la bola de sebo o el sargento chusquero (en referencia a JesúsGil); con la presencia de niñas como Chabeli, que no saben hablar, oAnita Obregón rodeada dezarrapastrosos".

Sobre el boom de Valerio Lazarov señalaba que "no es más que un muñeco que come a los pechos de Berlusconi, convencidos de que cuanto más mediocre sea la televisión más se ve. Es mentira, solo ocurre que si acostumbras a la gente a comer mal también les acabará costando comer bien".

- Las audiencias le dan la razón.
- La medición de audiencias es tan científica como la nigromancia.

Así era Michi, que regresó a Astorga en sus últimos días, víctima de un cáncer, y aquí falleció el que Molina Foix llamaba ‘El suicida fallida’, recordando una curiosa anécdota que contaba Michi, de una larga noche de juerga y consumo. Al despertar decidió suicidarse y lanzarse por la ventana de la que creía era su casa (en un séptimo) pero le habían llevado a dormir a casa de un amigo, que vivía en un bajo, y tan solo se hizo un esguince.

Desde otro campo llegó al periodismo otro leonés, pues cantautor fue Ricardo Cantalapiedra, y un artista reconocido en este campo, pero adquirió evidente prestigio como crítico de música en las páginas de El País.

En fin, leoneses en todas partes.

Desde la literatura


Jesús Torbado, Julio Llamazares o Michi Panero llegaron al mundo del periodismo desde el de la literatura; y los tres han dejado huella, Torbado fue asesor de programas culturales del TVE y, sobre todo, autor de grandes reportajes de literatura de viajes; Llamazares, además de columnista, ha ido publicando reportajes y seriesmuy diversos que en muchas ocasiones se han convertido en libros recopilatorios; mientras Michi Panero y Ricardo Cantalapiedra, que comenzó su carrera como cantautor, hicieron del columnismo y la crítica un verdadero arte, siendo de las plumas más seguidas en medios como El País o Diario 16.

Reporteros de guerra


La cara más peligrosa —y seguramente más admirada— del periodismo es la de reportero de guerra. También en este campo hubo, y hay, destacados leoneses. Ahí comenzó su carrera, Alfonso Rojo, en El Mundo, llegando a sufrir un secuestro, mucho menos largo que el del fotoperiodista J.M. López, que estuvo prácticamente un año en manos de sus captores en Alepo. Olga Rodríguez cubrió diversos conflictos para la Ser y en la guerra de Ucrania está desde los primeros día Leticia Álvarez.


Historias de (en) la radio


Dos de los programas con más fieles en las noches de la radio son Ser Historia y La Rosa de los Vientos, en la Cadena Ser y Onda Cero. Los leoneses Nacho Ares y Jesús Callejo (como colaborador en los apartados de historia y sus enigmas) son quienes están detrás de estas atractivas historias de (en) la radio.
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