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Compre en su pueblo

18/07/2018
 Actualizado a 14/09/2019
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Un inmenso silencio llenaba todo el pueblo, introducía su larga lengua sucia hurgando en la penumbra de las casas la herrumbre del olvido y el polvo amontonado por los años. Cerré sin hacer ruido la puerta a mis espaldas». Esta puerta la cierra el último habitante de Ainielle, pueblo abandonado del Pirineo, protagonista de ‘La lluvia amarilla’, novela que sitúa al lector cara a cara con la soledad, la memoria, el olvido, el abandono, la muerte y la muerte de los pueblos, escrita por Julio Llamazares.

Por desgracia, todos conocemos esta trágica realidad de la España rural –todos menos los políticos que parece que no quieren darse cuenta o, al menos, no ponen soluciones– en la que millares de pueblos han cerrado sus puertas y ventanas, en los que muchos ya, ni puertas siquiera, desvencijadas, salidas de sus quicios, desquiciadas porque nadie las abría, abiertas ya de par en par, abatidas, rendidas, hace tiempo que dejaron entrar al ejército de maleza y zarzas.

Pero antes de que se cerrara esta última puerta de la última casa habitada de esos pueblos, se fueron cerrando otras puertas, las de los pequeños comercios –mercerías, droguerías, carnicerías, las tiendas de ultramarinos de toda la vida, el taller de bicicletas…– y las de los bares y cantinas. Puertas por las que llegaban a los pueblos víveres y noticias, que favorecían los encuentros y las relaciones humanas, puertas por las que se escapa, cuando fatalmente echan el cierre para siempre, la vida y las palabras, dejando tras de sí silencio y abandono y finalmente muerte.

En muchos pueblos ya no se volverán a abrir, pero está en nuestra mano evitar que se cierren las que aún quedan todavía abiertas en muchos pueblos de España. Es una miseria lo que podemos ahorrar yendo a hacer la compra semanal o mensual o los grandes almacenes y supermercados, una miseria comparada con la riqueza de tener la pescadería al lado de casa en la que nos atiende Alicia o la papelería donde comprar la caja de pinturas y una libreta para apuntar recetas. No es lo más moderno la tecnología, comprar por internet. Lo auténticamente moderno es comprar en las tiendas de los pueblos.Sea usted moderno y compre en su pueblo.

Y la semana que viene, hablaremos de León.
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