Cuando en plena lucha por la permanencia pierdes goleado ante un equipo ya descendido que ha remontado tu gol inicial, pocos argumentos existen para defender que mereces mantener la categoría.Sin embargo, el fútbol le ha permitido al Astorga llegar a la última jornada de liga vivo, aunque pendiente de poco menos que un milagro, para tratar de lograr el más difícil todavía de cara a continuar un año más en Segunda B.
De cualquier manera, tras lo visto ayer en San Lázaro pocos motivos hay para el optimismo de un equipo que recibió un palo más en un año en el que los bofetones han sido una constante.
El Astorga se jugaba la vida en su visita a un Compostela que a pesar de haber ya descendido demostró que nunca es tarde para mantener la dignidad y dar una alegría a los aficionados que a pesar de todo acuden de ver al equipo. Fueron pocos los que asistieron a San Lázaro, pero se marcharon sabiendo que el equipo tiene futuro para volver a la categoría de bronce pronto. Y es que en el último partido de liga en casa, el técnico local Alfredo Álvarez apostaba por dar una oportunidad a esos canteranos que durante el año habían entrenado con el equipo y merecían disputar minutos. Ni así fue capaz el Astorga de llevarse el partido, si bien es cierto que el primer cuarto de hora del conjunto maragato invitó al optimismo.
Por unos motivos u otros lo cierto es que los dos equipos saltaron con desparpajo al terreno de juego. Unos sin la presión de jugarse nada y los otros con la obligación de mandar en el partido.
El tempranero gol del Sporting B (que acabaría cayendo) llevaba matemáticamente al Astorga a Tercera División, y sabiéndolo o no los de Paulino no quisieron mantener mucho tiempo esa situación.
El gol inicial de Diego ponía de cara el partido para unAstorga que dio un paso atrás y fue arrollado por el CompostelaIvi Vales tuvo la primera ocasión clara para los maragatos en un mano a mano que envió muy alta. Sin embargo, a la siguiente Diego se encontró un balón similar tras un pase en profundidad que en esta ocasión no perdonó batiendo al habitual suplente Marqueta para poner el 0-1 en el marcador.
Sin embargo, el Astorga volvió a repetir el guión que le condenó durante muchos partidos esta temporada y con el gol dio un paso atrás para tratar de salvar el resultado. A partir de ahí el Compostela se sintió cada vez más cómodo sobre el terreno de juego y comenzó a pisar con peligro el área maragata, con una zaga que sufría especialmente en el lateral izquierdo con David Uña de improvisado lateral dadas las bajas.
Avisó primero Dani Hernández en un libre directo que obligó a emplearse a ‘Pulpo’ Romero y después a Víctor en un balón de Fondevila que dejaba solo a Chiño.
El cántaro terminó por romperse a la tercera con el conjunto local volcado sobre el área de un Astorga encerrado. La combinación que antes había salvado Víctor se producía en esta ocasión de al revés para que fuera Fondevila el que rematara a gol.
La igualada volvía a suponer una losa que los maragatos fueron incapaces de levantar una vez más a pesar de un espejismo en forma de balón al larguero en una acción aislada de Roberto Puente, que remataba a pueta para que el guardameta local mandase el balón al travesaño. Un oasis en medio de un desierto sin salida, y es que el Compostela siguió siendo contra todo pronóstico dueño y señor del partido y pronto lograría continuar reflejándolo en el marcador.
Lo hizo en un momento clave que terminó por hundir al Astorga gracias a una debilidad defensiva que ha sido su cruz durante todo el año. Un balón de Fondevila se convertía en un barullo en el área en el que el canterano Mon se llevaba el gato al agua para con la espuela darle la vuelta al marcador con el 2-1 al borde del descanso.
El paso por vestuarios no sirvió para levantar a un equipo que en menos de 5 minutos veía como se le iba el partido y la categoría. Dani Hernández sacaba un ‘minicórner’ que mandaba muy cerrado al primer palo con un ‘Pulpo’Romero incapaz de evitar el tercer tanto gallego.
Ahí el partido murió. Los recambios de Paulino, que dejó defensa de tres no sirvieron para nada en un equipo sin fe que recibió la puntilla al borde del final en una acción desafortunada de Porfirio, que regalaba el balón para que Guillem encarase al portero maragato, le regatease y pusiese el definitivo 4-1.
Así las cosas el Astorga depende de un milagro en la última jornada para salvar la categoría. Deberá ganar a un Racing de Ferrol que llegará a La Eragudina jugándose el primer puesto y esperar que tanto Cacereño como Sporting B caigan derrotados para tener derecho a la reválida que supone una promoción que ya sería todo un milagro.