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Compartir es vivir

26/12/2014
 Actualizado a 18/09/2019
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Conflictos de territorio? Problemas de vejiga. ¿Daños en la piel? Acecha una separación. ¿Dolores de duodeno y estómago? Ocurren cuando no somos capaces de digerir lo que nos preocupa. ¿Problemas en el pecho y el hombro izquierdo en mujeres diestras, y viceversa en las zurdas? Te preocupan tus hijos... Cuenta en La Vanguardia el psicoterapeuta Christian Flèche, padre de la descodificación biológica, que las enfermedades que padecemos son una reacción biológica de supervivencia frente a un acontecimiento emocionalmente incontrolable. Según este experto en enfermedades y emociones, tener un órgano dañado no es casual, sino que se correspondecon un sentimiento preciso y tiene relación directa con emociones y pensamientos. Para que esto ocurra, para que lo que sufrimos llegue a convertirse en una enfermedad y nos dañe objetivamente un órgano, esos acontecimientos vividos han de ser –dice Flèche– dramáticos, imprevistos, sin solución y vividos en soledad. En estas condiciones, provocan la enfermedad.

No tengo ni idea de si las curiosas teorías de este señor tienen base científica, pero suena bien lo que sugiere para intentar escapar de las enfermedades y de esos problemas que según él las provocan. Hay que bailar más, disfrutar más, pensar menos y pasar más tiempo con los que nos hacen sentir bien, porque tomar conciencia de nuestras penas y compartirlas nos ayuda a ahuyentar males mayores. Las risas y unas buenas charlas con los nuestros son un buen remedio para casi todo. No sólo en Navidad.
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