Compañías telefónicas

Las compañías telefónicas son capaces de hartar a cualquiera, ¿o no? Siempre tienen tarifas de lo más interesante… hasta que formalizas el contrato y, después, a medida que va pasando el tiempo –y vencen las promociones–, ese interés se desvanece… Intentan por todos los medios, digo yo, captar nuevos clientes, pero acaban ‘pasando’ de los que tienen… salvo cuando decides irte que, entonces sí, te hacen una ‘gran oferta’ para que te quedes… Pues, mira: no. Si llamaran unas semanas antes –sería un bonito detalle, ¿eh?– quizá la cosa sería distinta…

Además –no sé si a ti también te habrá pasado–, en ocasiones no es fácil, que digamos, zanjar el vínculo –para devolver los equipos, por ejemplo– con una determinada compañía, con cuyo departamento en cuestión cuesta un triunfo hasta contactar por teléfono, que ya le ronca…

Y eso por no hablar de la cantidad de veces que te llaman con una propuesta casi irrechazable… Sé de sobra que están haciendo su trabajo; y no digo yo que no sea de agradecer pero, desde luego, lo sería aún más si redujeran un poco la frecuencia…

Precisamente el otro día me llamaron a casa. Era, me dijo, de mi actual compañía telefónica, y me informaba de una mejora del servicio (sic), incluido 5G; si bien conllevaba un incremento en mi cuota mensual de casi quince euros y una permanencia de dieciocho meses. Y se llevaría a efecto justo esa medianoche –eran las cinco de la tarde–, por lo que tenía que elegir entre aceptar las nuevas condiciones, solicitar la baja –quedándome sin servicio y perdiendo los números– o entrar en una ‘bolsa de portabilidades’, con lo que otras empresas podrían contactar a continuación conmigo para ofrecerme sus tarifas. Aunque ahora, pensado tranquilamente, no tiene ni pies ni cabeza, créeme que es mejor no reproducir lo primero que pensé de mi compañía… Evidentemente, quien me llamó, nada tenía que ver con ella… Todo era mentira y, por algún motivo, buscaba que me pusiera en su contra… Ahora, saca tus propias conclusiones…