¿Cómo que están verdes?

13/04/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Las fábulas están muy bien, como todas las fantasías, pero siempre que no anden por medio otros elementos que vayan más allá de las propias fantasías, como puede ser el hambre.

El hambre anula casi todas las fantasías y nos coloca en la casilla de salida de los ingenios.

Viene bien para la imagen de la cabra atada con una cuerda corta una de las fábulas más famosas, de uno de los grandes clásicos (Esopo): la de la zorra (cabra en este caso) y las uvas (hojas, que buenas son en estos tiempos de crisis). Viendo la foto habría que darle la palabra a la cabra para que dijera la frase tópica ante la evidencia de que no llega a su presa: "Están verdes".

Pero ante la necesidad de la cabra del circo no hay fábula que valga. Tenías que haberla visto cómo miraba para la cuerda enroscada alrededor del tronco del árbol y, después de una corta observación, cómo comenzó a dar vueltas en la dirección apropiada para que la cuerda se desenroscara.

Pronto la cuerda era bastante larga, como para llegar a las ramas, pero surgía otra complicación, lo que no le llegaban eran las patas hasta "el plato". Volvió a mirar al árbol, volvió a escuchar a su barriga que hablaba claro y puso en marca otro invento. Trepaba un poco, cogía la rama entre sus dientes, la doblaba hacia el suelo y le daba unos bocados. Así repetía la operación las veces que fuera necesario o las que su estómago ordenara.

Todo un espectáculo y las fábulas hechas pamplinas.

Por eso cuando la megafonía decía que llegaba "el más difícil todavía" mientras la cabra subía escalones hacia el techo de la carpa era normal pensar que realmente el número difícil ya lo había hecho, sin cobrar entrada.
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