¿Cómo puede reinventarse un minero?

Las lanzaderas territoriales de desarrollo inician su actividad con el objetivo de ayudar a exmineros y desempleados a ‘reciclarse’ para el mercado laboral

Estefanía Niño
22/10/2017
 Actualizado a 11/09/2019
Grupo de la lanzadera de La Pola de Gordón junto a la técnico con la que trabajan. | ESTEFANÍA NIÑO
Grupo de la lanzadera de La Pola de Gordón junto a la técnico con la que trabajan. | ESTEFANÍA NIÑO
Comienza la actividad en las tres lanzaderas territoriales impulsadas por la Fundación Santa María la Real, en colaboración con el Instituto para la Competitividad Empresarial de Castilla y León (ICE), en las localidades de Villablino, La Pola de Gordón y Guardo (Palencia). Principalmente dirigidas a personas desempleadas procedentes de la minería del carbón y empresas auxiliares, también tienen en ellas cabida menores de 30 años que cumplan con los requisitos para estar inscritos en el Sistema de Garantía Juvenil.Eva Espinosa es la técnico de la lanzadera de desarrollo de La Pola de Gordón, quién trabaja de manera directa con las once personas que integran esta lanzadera. En el trabajo específico con el grupo de La Pola se ha encontrado con que «muchos de ellos no tenían un autoconocimiento de todas sus fortalezas y de todo su talento, y son chavales fantásticos, con muchas ganas de seguir creciendo a nivel personal y profesional, que están trabajando su actitud para encontrar ese empleo y algunos de ellos también para incluso desarrollar su idea de negocio». Espinosa apuntó que el grupo ha perfiles «muy emprendedores», algo «que nos diferencia de otras lanzaderas». A lo largo de estos días, el trabajo se ha centrado en dinámicas para mejorar la comunicación, mejorar el trabajo en equipo y mejorar el autoconocimiento, además de abordar la inteligencia emocional para prepararlos en esa búsqueda activa de empleo. La pregunta es clave, ¿cómo se reinserta laboralmente a una persona que ha dedicado dos, diez, quince años a la actividad minera? La técnico responsable de la lanzadera de La Pola lo tiene claro, «lo primero es querer reciclarse». Así, asegura que «somos personas con muchísimas posibilidades, todos, pero obviamente a nuestra mente le cuesta ver la oportunidad, porque para ver oportunidades hay que entrenar nuestra mente y nuestras emociones, pero hay algo de ellos que me ha encantado y con lo que estoy muy contenta y muy orgullosa, y es que son tremendamente valientes». La ‘materia prima’ de los participantes en la lanzadera gordonesa es buena, «lo que hicimos los primeros días fue recuperar todo lo que han aprendido y todo lo que son gracias a la mina». De ahí, de esa experiencia, salen cualidades más que positivas «aquí vemos mineros que saben trabajar en equipo, vemos mineros que tienen iniciativa, son proactivos, eso obviamente hay que ponerlo en valor a las empresas, para que sepan que por supuesto se pueden inventar, y aparte es que quieren hacerlo». Curiosidad, ganas de aprender, de encontrar un nuevo trabajo o emprender son los principales rasgos de los integrantes del grupo de trabajo de La Pola que han acogido esta primera semana con decisión.

Casos concretos

La lanzadera de La Pola de Gordón reúne distintos perfiles; trabajadores de la minería de interior, de las empresas auxiliares, o jóvenes que no han tenido ninguna relación laboral con la mina pero que están deseando aprender y dar el salto al mundo laboral. Perfiles variados si bien prima el de los trabajadores que durante años estuvieron vinculados directamente con la actividad minera.

Iván Guerrero estuvo 17 años trabajando en el exterior de la mina, concretamente en el servicio de calidad de la Hullera. Con la caída de la empresa minero, se encontró con la necesidad de reinventarse, y es ahora uno de los integrantes de la lanzadera de La Pola. «Las circunstancias te obligan, tienes que resetear y plantearte cosas nuevas; de hecho cosas que en un principio no te planteabas, y ahora te empieza a picar el gusanillo de a ver cómo puedo hacer esto». El proyecto de lanzadera es, a su juicio, «una buena manera para formarte».

Iván Guerrero trabajó 17 años para la HVL y asegura que ahora debe reinventarse y plantearse cosas nuevasJesús Abel ha vivido la caída del sector minero dos veces. Primero en su valle natal, en Sabero, y después cuando se incorporó al trabajo en la Hullera Vasco-Leonesa. «Soy de un pueblo que cerraron las minas hace 25 años, de Sabero, y me tuve que buscar la vida fuera de mi zona, y me harté de estar fuera de mi tierra y al final terminé trabajando para la Hullera Vasco-Leonesa, pero estuve solo dos años, cerraron y me cansé de estar viajando y me he propuesto tener mi propio negocio». Emprender es para él la salida, y es que asegura que «soy de las personas que quieren estar viviendo en el pueblo». Su balance de estos primeros días es bueno «me parece interesante porque me va a enriquecer personalmente, y estoy aprendiendo muchas cosas de mí mismo».

Daniel Prieto no tiene vinculación con la minería, pero ve la iniciativa como una oportunidad
Daniel Prieto no ha tenido vinculación laboral alguna en el sector minero, pero es a día de hoy uno de los integrantes activos de la lanzadera de La Pola. «Acabé aquí porque me enteré por familiares, que se iba a hacer este proyecto, y que tenía altas posibilidades de encontrar empleo». El balance en estos primeros días es bueno, «la formación que llevas, las aptitudes que adquieres, parece que nos pueden servir para un futuro».

Bajo porcentaje femenino

El porcentaje de las mujeres que participan en estas lanzaderas es bajo. En el caso concreto de La Pola tan solo dos mujeres se han interesado, pero la complicación para conciliar vida familiar y su formación hace mella. Eva Espinosa reconoce que «la incorporación femenina no es igual, está costando». En este sentido explicó que son «chicas fantásticas» que supondrían «una ganancia para esta lanzadera», pero la situación que ellas tienen concretamente, con hijos muy pequeños, ha supuesto que hayan «sacrificado el venir a la lanzadera, lamentablemente porque son chicas resolutivas, con coraje, valor y ganas». Pese a esta situación, esperan que se cree una conciencia social para que puedan estar «si no en esta lanzaderas, en otras, aunque todavía está abierto el plazo».
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