"¡Cómo echo de menos el humo de las chimeneas!"

‘El río de la memoria’ es un documental que supone el regreso de Miguel Sánchez y Puri Lozano a lo que siempre ha sido su mundo, la naturaleza

Fulgencio Fernández
18/11/2022
 Actualizado a 18/11/2022
El documental se proyecta este viernes a las 19:30 horas en el ILC. | L.N.C.
El documental se proyecta este viernes a las 19:30 horas en el ILC. | L.N.C.
En el documental ‘El río de la memoria’ —que hoy se estrena en el Instituto Leonés de Cultura (ILC), a las 19.30 horas— todo tiene sentido y significado. Lo tiene que esté rodado «a contracorriente» del Río Esla, porque así han vivido y trabajado Miguel Sánchez y Puri Lozano, «a contracorriente de modas y movidas» y, sobre todo, tiene sentido que sea ‘un regreso’ a la madre naturaleza porque, explica Puri Lozano,«es lo nuestro, a la naturaleza nos hemos entregado y dedicado siempre, y a ella volvemos en este nuevo trabajo aunque no deberíamos decir volvemos pues nunca nos habíamos ido».

- Nosotros íbamos a los pueblos más altos camino de las montañas y vallesy en ese encuentro conocíamos costumbres, tradiciones, ritos y demás manifestaciones populares tan ricas que realmente nos enganchaban y sentíamos la necesidad de grabarlo, así nació nuestra dedicación a temas etnográficos, por los que nos conoce mucha gente pero que debemos reconocer que no era nuestro primer objetivo; nuestra pasión es la naturaleza; cuenta Miguel Sánchez al reconocer que esta otra dedicación sigue teniendo algún guiño en El río de la memoria, con la breve aparición en las primeras escenas de la celebración de San Jorge en San Esteban de Nogales. «Tiene un doble sentido, abrir el abanico en el sentido derecoger una tradición popular y en un pueblo que no es del Esla, como justificando lo del Esla y sus afluentes, pinceladas que completan el hilo conductor: naturaleza y el viejo Astura».

Y también tiene mucho sentido el protagonista de la búsqueda de la naturaleza y el Esla, el hombre que protagoniza las imágenes, que no es otro que Valentín Costo, montañero, naturalista, amigo de Lozano y Sánchez y fiel al espíritu que guía el trabajo, «digno heredero de la memoria de los dos personajes que laten en el recuerdo de este trabajo, los ausentes en lo físico y presentes en espíritu y ejemplo: José Luis y Ordoño.«Para nosotros fueron dos excelentes compañeros, dos tipos muy entregados a la causa de la defensa de la naturaleza».

Así, El río de la memoria es un gran documental de naturaleza, con toques de ficción para servir a la trama de «del viaje de un veterano montañero —Valentín Costo— por los lugares que conoció en su juventud junto a su maestro y amigo, recientemente fallecido, con quien había previsto realizarlo (José Luis u Ordoño). Bajo la sencilla apariencia de un recorrido a pie en torno a un río y en busca de sus fuentes hay un propósito que va mucho más allá de la contemplación de los paisajes, las actividades humanas y la naturaleza que los sustenta. Se trata de un viaje en sentido amplio, no solo por el espacio sino también por el tiempo y, especialmente, por el interior del protagonista», explican Miguel Sánchez y Puri Lozano, autores del guión y la dirección que se sirven de esta metáfora de la vida como «pretexto para mostrar la riqueza paisajística, natural y cultural del entorno del río Esla y sus afluentes y, a través de un conjunto de imágenes potentes y de gran belleza».

Imágenes que en muchos casos tienen un exhaustivo, intenso y complicado trabajo detrás: «Grabar, por ejemplo, cómo se aparea o hace su nido el moscón requiere encontrar el momento, buscar un lugar escondido para que no te detecte y se vaya, y esperar allí horas y horas, sin moverte, para obtener unas imágenes que son realmente únicas y muy despreciadas por los documentales de nuestras teles que repiten una y otra vez las aventuras de los leones delSerengeti».

Y, de paso, nos recuerdan que cada día es más complicado encontrar al pájaro moscón, pues existe una terrible tendencia a dejar «nuestro rico patrimonio natural a merced de los aerogeneradores, las líneas de alta tensión y más pantanos, sin ningún control ni lógica», dice Miguel, quien afirma en el documental sobre imágenes del pantano de Riaño y el recuerdo de aquella lucha: «Jamás he sujetado mí cámara con tanta rabia e impotencia» para —sobre imágenes de abejarucos, moscones, el Esla, la denuncia de cielos abiertos— suspirar: «Cómo echo en falta el humo de las chimeneas».
Señal de vida debajo del humo.
Archivado en
Lo más leído