Como caídos del cielo

León acoge estos días los ejercicios de adiestramiento conjuntos de las unidades especiales de operaciones de los tres Ejércitos

I. Herrera
12/06/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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Imaginen un área de conflicto armado con dos de sus informadores atrapados en territorio enemigo. Hay que sacarles de allí con rapidez y seguridad, y eso es lo que practicaron y demostraron este miércoles en la Base Aérea de La Virgen del Camino las unidades de operaciones especiales de los tres ejércitos, Tierra, Mar y Aire, en un ejercicio conjunto que dio cuenta de algunas de sus capacidades.

En medio de la nada aguardaban dos individuos el rescate. Eran supuestamente dos espías, pero eso es algo que habrían de confirmar los rescatadores una vez en tierra. El plan era asegurar la zona, identificar y rescatar, desde el aire. Así, un avión T-21, a 12.000 pues de altura (algo más de tres kilómetros y medio) sobrevoló la zona cargado con tres equipos de operaciones especiales: dos del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (Ezapac) del Ejército del Aire y uno de la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE) de la Armada Española.

Dos de esos equipos saltaron en paracaídas con la misión de efectuar un cordón de protección para los dos individuos colocándose, con una enorme precisión, a unos 250 metros de éstos para prevenir posibles ataques exteriores. Todos estaban ya en su puesto cuando tomaba tierra el tercer equipo que saltó del T-21 en paracaídas dispuesto a proceder a la identificación y rescate. Éstos aterrizaron ya muy cerca del objetivo, siete personas y seis paracaídas, pues en uno de ellos bajaban dos componentes, un tándem, uno de los efectivos experimentados y la persona encarga de identificar que las personas que estaban esperando eran las que iban a buscar, y no un caballo de Troya del Ejército enemigo.

Los activos de las unidades especiales se aproximaron armados a los dos presuntos informadores que habían de rescatar, el reconocimiento fue positivo y se activó el rescate propiamente dicho. El helicóptero (HD.21, un Super Puma) entró en escena cargado con un equipo de operaciones especiales del Ejército de Tierra y se colocó, quedando estacionado en el aire, muy cerca de su objetivo, los dos espías y los siete zapadores que estaban junto a ellos. Del helicóptero bajaron por una maroma seis efectivos para apoyar el rescate y allí les dejó para regresar instantes después a completar la misión, recoger a los dos informadores y parte del equipo de rescate. El resto saldría posteriormente en los vehículos del Ejército del Aire y de Tierra que acudieron en su busca. Misión cumplida.

Lo de este lunes no eran ni informadores ni territorio hostil ni condiciones adversas (este tipo de rescates se suele hacer de noche), pero era un escenario muy similar a la realidad que puedan encontrarse en una operación como las que se han producido en territorios como Afganistán o Irak, y el objetivo es estar preparado.

Una vez al año los tres Ejércitos reúnen a sus grupos de operaciones especiales para un ejercicio conjunto que, este año, se desarrolla en León con más de 250 personas implicadas, tal y como explicaba el general, Francisco González-Espresati, segundo jefe del Mando Aéreo de Combate, que, acompañado del coronel Herrezuelo, del Mando Componente de Operaciones Especiales –que ha organizado y lidera este ejercicio– y el teniente coronel Berciano, destinado en la División de Operaciones del Estado Mayor y responsable del grupo táctico de operaciones especiales con medios aéreos conjuntos, el mismo que saltó en paracaídas con el encargado de reconocer a los dos espías.
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