"Como autor hay tonos que no quiero seguir cultivando"

Alberto Rodríguez Torices presenta este viernes en la librería Artemis su más reciente publicación, ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ (Trea), cuerpo central de una supuesta trilogía que también incluye una primera novela inédita y una tercera inconclusa

Joaquín Revuelta
25/10/2019
 Actualizado a 25/10/2019
Torices en la presentación de su anterior publicación ‘Trata de olvidarlas’ en El Gran Café. | DANIEL MARTÍN
Torices en la presentación de su anterior publicación ‘Trata de olvidarlas’ en El Gran Café. | DANIEL MARTÍN
El escritor vasco afincado en León, Alberto Rodríguez Torices, reconoce que de ‘Sacrificio’ (Gadir), que data de 2015 y con la que se hizo acreedor del IV Premio de Novela Corta ‘Fundación MonteLeón’, a ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ (Trea), que presenta este viernes a las 20:15 horas en la librería Artemis de la capital leonesa, donde estará acompañado por el narrador y poeta Álvaro Acebes Arias, hay un hilo conductor. «En realidad son manuscritos que pertenecen todos a una misma época, manuscritos ya bastante antiguos que en el caso de ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ tiene en origen doce o trece años», asegura Rodríguez Torices, para quien el periodo en el que se fraguaron ambas novelas fue de mucha efervescencia creativa, donde brotaron muchas historias, casi todas cuentos cortos. «Bueno, fueron años en los que yo escribí mucho, he seguido escribiendo y digamos que la pila de originales ha ido creciendo. Pero yo siempre he tenido interés en ir publicando la obra, más o menos y en la medida de las posibilidades, en el mismo orden en el que yo la he ido escribiendo y que eso dé cuenta de mi evolución como escritor. Luego, por supuesto, las oportunidades de publicación te lo permiten o no, más bien no», sostiene el autor.

‘Sacrificio’ era una novela corta y su posterior publicación, ‘Trata de olvidarlas’ (Trea), un libro de relatos. ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ es una novela digamos estándar en cuanto a paginación. Preguntado cómo determina la extensión de las historias que pretende contar, Rodríguez Torices confiesa que «es un proceso bastante natural que te lo pide la historia. Esto es un poco para mí la clave. Salvo algún caso puntual en el que te encargan que te ajustes más a un espacio, que es algo que yo he hecho ocasionalmente y que no me gusta mucho hacer, lo normal en mi caso es que la historia cubra la extensión que necesite y termina cuando ya no da más de sí. Y esto puede ser cinco páginas o cincuenta o trescientas. En el caso de ‘Sacrificio’ yo recuerdo que en principio iba a ser un relato corto de los que yo estaba escribiendo en aquel verano de 2007. Pero empezó a crecer y a ocupar más páginas. Al final rondó las cien porque era lo que me pedía la historia y terminó cuando tenía que terminar», reconoce el escritor vizcaíno, que en el caso de ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ ya empezó a redactarla con el propósito de que fuera una novela larga. «El origen de esta novela es otra novela anterior que no está publicada y en la que había un personaje secundario de resonancias mefistofélicas, una especie de encarnación del mal que corrompía al protagonista. Sentí por lo tanto la necesidad de explorar más ese personaje, que me pedía que contara su propia historia, que le dedicara una novela», explica Rodríguez Torices.

El autor vasco espera que la publicación de ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ posibilite que la novela que es el origen del personaje principal de la que este viernes se presenta en la librería Artemis pueda ver la luz algún día. «Como te decía mi idea es ir publicando las novelas en el orden en el que han sido escritas, pero no siempre esto es posible». Lo que sí ha motivado la nueva novela de Alberto Rodríguez Torices es una tercera que está inconclusa. «Al final podíamos hablar de una especie de trilogía. Esta tercera novela obedece al mismo planteamiento, un personaje que es secundario en la segunda cobra protagonismo o digamos que para mí tiene especial interés y me apetece escribir una novela convirtiéndole en protagonista», argumenta el escritor vasco, para quien hay secundarios que se resisten a serlo y demandan un mayor protagonismo. Si ‘Sacrificio’ era «la historia de una necesidad de redención, de un intento de expiación de una falta antigua, una especie de pecado original que ha marcado al protagonista, tiñendo toda su vida con el amargo sabor de la culpabilidad», ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ trata sobre la perversión, con un personaje que se recrea en el ejercicio del mal y se propone perfeccionarse como un ser malvado. «Al contrario que el personaje de ‘Sacrificio’, que estaba atrapado entre esos dilemas morales, en optar entre el bien y el mal, aquí el protagonista se decanta directamente por el mal. Entre ambas novelas hay como un salto, pero considero que en ‘Sacrificio’ se halla el germen de ‘Como un perro...’». Esa elección del mal por parte del protagonista de la nueva novela de Alberto Rodríguez Torices me lleva a plantear al autor el paralelismo existente con otro gran secundario del cómic y el cine, como es Joker, que también se ha convertido en protagonista absoluto de una de las propuestas más interesantes de la gran pantalla. «No he visto la película pero la información que tengo sobre ella sí que me mueve a pensar que responde un poco a lo mismo. Un villano arquetípico en otras entregas de Batman, aquí es un personaje que pide que se cuente su propia historia, con matices, con claroscuros, con más profundidad. ¿De dónde viene esa inclinación o esa desviación del personaje al ejercicio del mal? Yo creo que ahí se mezclan cuestiones particulares y cuestiones generales. Cuestiones individuales que tienen que ver con los orígenes personales y en particular con la infancia, con la educación que has recibido, con la estimulación más temprana que has experimentado en tu vida, y aquí hablamos de educación sentimental, de traumas..., y eso se da la mano con cuestiones que son más generales o sociales que afectan al individuo, como pueden ser cuestiones de tipo familiar, laboral, económico, etc. Al fin y al cabo yo creo que estamos todos un poco constreñidos por cuestiones económicas, políticas, que te coartan y no te dejan desarrollarte en libertad, y eso genera represiones, odios, venganzas... Se puede canalizar de muchas maneras, y una de ellas es acabar convertido en un monstruo», señala el autor vasco.La figura del escritor británico Graham Greene sobrevuela la nueva novela de Alberto Rodríguez Torices, empezando por el propio título extraído de una cita de ‘El americano tranquilo’. «Graham Greene para mí es un autor capital. Como narrador me parece un maestro y aparte de esto el tema de los dilemas morales, la culpa y demás están muy presentes en su obra y también en la mía. Más que la culpa, las elecciones que uno toma en la vida. Cuando te encuentras en encrucijadas en las que tienes que escoger entre dos opciones que tienen su parte positiva y su parte negativa, tienes que hacerlo, o cuando tienes que renunciar a cosas que tú deseas en aras de un bien mayor o para un tercero. Ese tipo de dilemas. Para mí Graham Greene ha sido y sigue siendo una escuela. En ‘El americano tranquilo’ hay un dilema moral, y al final el personaje tiene que optar por traicionar a un amigo en aras de un bien mayor. En mi novela creo que se da un paso más porque el personaje renuncia directamente al bien».La tercera novela de esta supuesta trilogía se encuentra bastante avanzada, aunque Rodríguez Torices reconoce que hubo un momento de crisis y de turbulencia en su vida que le obligó a dejarla aparcada. «El manuscrito está ahí y la verdad no sé lo que pasará. Cuando pasó aquel momento crítico yo volví a escribir, pero con otro proyecto. Ahora mismo tengo otra novela entre manos que no tiene nada que ver con esta trilogía y no sé lo que va a pasar. Yo no descarto completarla, pero de momento está ahí parada», reconoce el escritor, que es consciente de que la escritura se ejerce mejor desde la tranquilidad y la calma. «Hace falta eso para escribir porque si no es imposible. Hace falta un poco de calma y sobre todo rutina y continuidad para escribir todos los días. Sacar adelante una novela requiere una disciplina de trabajo y cierta serenidad, tanto interior como exterior. Pero, por otra parte, se dan esos momentos de turbulencia. En mi caso hubo ahí unos años un poco complicados y recuerdo que estaba en pleno proceso de escritura de esta tercera novela y quedó ahí», confiesa Rodríguez Torices, que reconoce que cuando te distancias de un manuscrito pueden pasar muchas cosas. «Casi siempre pasa que le ves los defectos más claramente y puede que ocurra que veas que eso no funciona, algo que cuando estás trabajando sobre ello eres incapaz de ver con la debida distancia. Con esta tercera entrega de la trilogía ahora tengo muchas dudas. Creo que hay materiales interesantes pero sospecho que puede haber también como un error de base. Luego, también pasa el tiempo, tus gustos cambian. Esencialmente seguimos siendo el mismo, de principio hasta el final, pero tu registro o tu tono se va modulando a lo largo de tu vida. Hay tonos que ya no quiero seguir cultivando. Quiero que mi literatura vaya teniendo otro estilo, más parco. Ahora mismo, por ejemplo, me quiero distanciar de una literatura más verbosa y más alambicada. ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ tiene un registro bastante barroco. Ahora mismo ya no quiero eso, quiero hacer una literatura un poco más limpia, más desnuda, sin dejar de ser el que soy porque, quieras o no, al final tus temas están en tu código base. Hay ciertas cuestiones de profundidad que nos van a acompañar siempre. Pero se van modulando cosas, tonos, atmósferas o van apareciendo subtemas. En mi caso creo que ‘Como un perro...’ sí que supone una especie de punto álgido tanto en temas como en estilo y es como el cenit de una parábola. Todo lo que ahí aquí de orgía del mal desaparece en la tercera entrega. Quizás lo que hago en esta tercera es cerrar un círculo y retornar al origen de la primera, más de tipo Graham Greene con sus dilemas morales».

Para Alberto Rodríguez Torices en ‘Como un perro en la tumba de un cruzado’ se produce como una especie de catarsis. «Después de haber estado oprimido por una serie de consignas, de patrones o de requerimientos morales, familiares, religiosos, sociales o del tipo que sean, el personaje explota entregándose al ejercicio del mal de una forma banal, que al final es como es posible ejercer el mal una vez que lo que tu destruyes carece de importancia para ti, carece de valor, y en definitiva es lo que hace el protagonista de mi novela», concluye.
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