Colinas: "La Sierra de la Culebra está en mi mirada desde la niñez"

Antonio Colinas, ante todo un poeta que cultiva otros géneros, presenta este viernes en su pueblo, La Bañeza, su último libro de ensayo, una compilación con inédito añadido del concepto que ha marcado su vida y su obra, la armonía

Fulgencio Fernández
08/07/2022
 Actualizado a 08/07/2022
Antonio Colinas. | MAURICIO PEÑA
Antonio Colinas. | MAURICIO PEÑA
Antonio Colinas, uno de los referentes de la poesía española y un clásico de la literatura leonesa, presenta esta tarde de viernes en La Bañeza, su pueblo (a las 20.30 horas en el Centro Cultural de las Tierras Bañezanas), su última obra dedicada a los 'Tratados de armonía', un concepto que ha marcado su forma de estar en la vida y a la que dedica todo tipo de reflexiones y pensamientos .

– 'Tratados de Armonía', el volumen que ahora presenta, reúne sus ‘tratados’ anteriores pero también uno más inédito. ¿Ya es la entregadefinitiva o es un camino que queda abierto?
– Sí, este volumen aporta también el cuarto, más de 200 páginas de inéditos. No sé si será una ‘aventura’ creativa que continuará mientras la cabeza y el ánimo me ayuden; pero lo que aporta esta edición es una visión y una lectura globales de los Tratados. Se puede por tanto leer este libro como un libro de libros, como una unidad que comparten todos los temas que trato: el diálogo entre culturas, el viaje, la busqueda interior del ser… Hay sin embargo en el libro, además de la variedad del contenido, una variedad formal que lo distingue; de tal manera que el lector no sabe si está ante un libro de aforismos, de pensamientos, de fragmentos de Diario o de un libro de viajes, o ante verdaderospoemas en prosa, como de manera muy clara sucede en los capítulos En las noches azules, Geometrías del fuego o Páginas del icono.

– Armonía es la idea más presente; ¿es lo que ahora mismo más necesitaría este mundo tan convulso?
–Que el mundo necesita armonía en estos momentos es algo que nadie puede negar. Parece que vamos, o que nos llevan, hacia un delicado (si no peligroso) cambio de época, y el carácter mundialista del mismo así lo prueba. Hasta una pandemia como la del covid, al afectar al planeta, ya nos prueba qué es lo que puede suceder. Esa necesidad de armonía que tiene el mundo es muy clara, pero en mi libro la armonía es un término más complejo. No remite a un estado de pasividad, de ausencia o falta de compromiso. En mi libro también está la realidad-realidad. La idea de armonía en mi obra es lo que viene después de las pruebas, de la dificultad, después de la superación de las situaciones graves. Un estado que a veces es de plenitud, como el que tiene la fortuna de respirar en un pinar, en la cima de un monte o frente al mar.

– Este nuevo tratado incluye una lectura de Boris Pasternak, un autor ruso ¿Qué le llevó a él, que le aporta y cómo lo imagina en una situación como la que ha provocado su país?
– La figura de Pasternak representa muy bien la del intelectual del siglo XX: una persona que se ve atraído por las nuevas y ardientes ideologías, pero que luego evoluciona al ver cómo esas ideologías son totalitarias. El desenlace de esa tensión en su vida fue la concesión de su premio Nobel y la publicación,inesperada en Italia, para los poderes de su país, de su novela El doctor Zhivago. En medio de la vorágine de los servicios secretos, él opta por el exilio interior y por no abandonar Rusia. No sabemos si conscientemente o a través de las presiones que el stalinismo ejercen sobre él y sobre Olga, su mujer, la Lara de la novela..

– ¿Volvamos de nuevo a los Tratados de armonía, ¿completa este libro los anteriores, qué aporta de nuevo, ¿porqué lo recomendaría a quienes no hayan leído los anteriores?
–Reparando en esto último debo decir que cuando alguien que no me ha leído, me pide que le recomiende un libro mío, un único libro mío para empezar a conocerme, yo siempre recomiendo los Tratados de armonía. Mi obra literaria está escrita en varios géneros y tiene muchas aristas –poesía, la narrativa, el ensayo, los estudios biográficos, la traducción, el periodismo– pero creo que solo este libro ofrece una visión general del concepto que yo y mi obra tenemos de la realidad. Una visión por cierto muy radical, muy a contracorriente de las ideologías acomodaticias; una visión que busca respuesta para las preguntas graves, pero a la vez iluminadora,. Por supuesto que, en esencia, también recomendaría el volumen de mi Obra poética, pero la respuesta a esa petición que a veces me hacen es otra. Algo parecido sucede con mis libros de poemas. Siempre se habla y se prefiere un libro con fulgor, como es Sepulcro en Tarquinia, que tuvo hasta hoy varias generaciones de lectores, pero yo pondría por delante un libro como Noche más allá de la noche, o uno de los libros de mi etapa humanista última, en la que no faltan los poemas “civiles”.

– ¿Cómo definiría o explicaría la variedad de textos que recoge en sus Tratados de armonía?
– Cada tratado y capítulo tienen un sentido o tema aparente, pero debajo de ellos están los temas eternos de la tradición poética universal: el amor, la naturaleza, el tiempo, la muerte, lo profano, o la correcta visión de lo sagrado –no la decimonónica–, esa aspiración de ir más allá que tiene el ser humano desde el origen de los tiempos. Destacaría también un gran tema, que es muy llamativo en mi poesía: el sentido universalista de la misma, pero sin ignorar nunca mis raíces, mis orígenes, que están aquí en tierras leonesas. Lo que sucedió es que, yo desde un principio, puse a dialogar a estas genuinas raíces telúricas nuestras con otras culturas; sobre todo, por vivencias, primero en Italia y luego en una isla, con el mundo o espíritu mediterráneo, con la cultura grecolatina, de donde viene la cultura europea. Pero hay otras culturas con las que dialoga mi obra también muy vivas: la de la poesía, el pensamiento y los viajes a Extremo y Medio Oriente. De algunos ya había dado testimonio en un libro como La simiente enterrada. Un viaje a China, pero ahora me ocupo de Corea del Sur, un país al que he viajado en tres ocasiones. A veces en este libro hay reflejos de otros viajes, como los de la América hispana (México y Colombia sobre todo), pero también con el último de mis viajes a la siempre inagotable Roma. Pero siempre hay en el libro y en mi obra dos valles: uno el de una isla del mediterráneo y otro en nuestras tierras de Petavonium y del Órbigo . Estos dos mundos siempre están dialogando, conviviendo, por las páginas del libro.

–De La Bañeza a Córdoba, tres años decisivos en su adolescencia, de allí a Madrid y luego a Italia, a Ibiza, a Salamanca… ¿cómo encuentra la armonía entre mundos tan diversos? ¿Qué papel juega la naturaleza en todo ello?
–La naturaleza es otro de los temas centrales de mi obra. También la naturaleza bien entendida: es decir,no como expresión de lo meramente costumbrista o impresionista, sino como esa "fuente" que no deja de manar y de proporcionarle información al escritor. La naturaleza es el espacio en el que respiramos y en el que se da la contemplación y se hacen las preguntas graves. Este interés mío por ella me ha llevado también a la preocupación muy temprana por los problemas medioambientales y ecológicos, aunque para ello haya utilizado mejor la forma del artículo o del ensayo. El último artículo que he escrito ha sido precisamente sobre el terrible incendio de la Sierra de la Culebra; una sierra que está en mi mirada desde la niñez, pues de cerca de esos espacios proviene mi familia materna y en ellos ellos pasaba yo mis primeros veranos.

– ¿Sigue siendo Antonio Colinas fundamentalmente un poeta que cultiva otros géneros?
–Así es. La poesía es el sustrato de todos los libros que he escrito, hasta aquellos biográficos que he escrito sobre Leopardi, Alberti, Aleixandre, o María Zambrano; a esta ya la conocí durante su estancia en Ginebra. Esta base poética luego se encuentra en su plenitud, en mis poemas.

– Va a presentar su libro en La Bañeza ¿Al fin llegó la calma y la tranquilidad y la razón en su pueblo?
– Allá donde vayamos siempre llevaremos dentro de nosotros la concordia o nuestras dudas, pero yo siempre he tenido una relación concorde con mi ciudad natal. Todavía algunos no comprenden que este poeta "machadiano" (el único de su generación), tan apegado a la cultura, tenga sus raíces en las riberas del Órbigo y en las comarcas de las laderas de El Teleno, en un noroeste que ahora llega ya hasta las sierras de Salamanca. La Bañeza es mi ciudad y a ella he regresado siempre que he podido, y en ella estoy. Para mí la primordial siempre será la de su Biblioteca Municipal, la de sus cines y teatro, la de sus ríos, vegas y montes de mis primeros años. Esa Bañeza de la cultura, liberal, que a veces tan mal se conoce fuera, muy viva ya desde los comienzos de siglo.
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