17/04/2021
 Actualizado a 17/04/2021
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Una gran parte de mi vida se ha gastado en las estaciones de autobuses, en las de trenes también, pero un poco menos.

Lo de la conducción nunca ha sido mi fuerte, no tengo ningún problema en reconocer que saqué el carné más bien tarde, y el práctico a la cuarta o la quinta. Fue tal el horror vivido entonces, que mi mente, ha reseteado esos recuerdos.

Me siento más identificado con los chavales de ahora, los que no ven como una prioridad en su vida el sacarse el carné de conducir, en contraposición con los chicos de hace años, que unían la celebración de la mayoría de edad con la matrícula en la autoescuela.

Se podría hablar mucho de las distintas estaciones de autobuses y de sus variados ambientes dependiendo de la hora del día. Especialmente, recuerdo el acojone de Méndez Álvaro cuando venía de Granada y tenía que hacer trasbordo con el Alsa que me traía a León.

En la emisora de Granada teníamos la sana costumbre de finalizar la jornada en un bar que se llamaba ‘Entrevinos’, y que curiosamente siempre tenía productos de León.

Por lo que me van conociendo no les tengo que recordar lo que me gusta a mí una buena barra, y si encima la compañía eran los líderes de la radiodifusión andaluza, imagínense.

Así que uno apuraba el café torero, y no quedaba más remedio que coger la diligencia nocturna, como decía mi querido Manolo Prado.

De esta manera, salía de madrugada y con la inercia del día no solía tener problemas para coger el sueño hasta las seis de la mañana que el ‘Alsina Graells’ llegaba a la estación sur de la capital.

Y allí, después de tomarme un par de cafés y de comprar un periódico, tenía dos opciones: esperar tres horas con la maleta, atada a la muñeca por el miedo escénico que allí se olía, palpaba y sentía, o meterse en el bus que paraba en todos los pueblos y salir echando leches de allí.

Solía coger la segunda, salvo alguna vez que el gran torero de plata Pablo Saugar ‘Pirri’, me fue a buscar y me llevó a la Casa de Campo a verles entrenar. Allí estaban toreando de salón Javier Vázquez y Fernando Robleño que acababa de abrir la puerta grande de las Ventas, ¡un figura!, aquel día perdí todos los buses de la mañana.

Ayer el consejero Quiñones ha asegurado que en los próximos meses comenzarán las obras de la estación de autobuses, un proyecto de ocho millones de euros que modernizará y que dará la bienvenida a todos los que se acerquen a León. Espero que algunos no se pierdan sólo, en buscarle un nombre.
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