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Clemente y el sentido del humor

18/01/2015
 Actualizado a 11/09/2019
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Sin llegar a La Nueva España, capaz de descubrir las raíces asturianas del mismísimo Obama, aquí también se puede encontrar un enfoque leonés para casi todo, incluidos los atentados de París: en la portada de la revista Charlie Hebdo del día en que se cometieron los asesinatos aparecía Michel Houellebecq, el tipo que se fue a pasear a su perro Clemente por la orilla del Bernesga porque no le dejaban fumar en el Auditorio mientras los de Leteo esperaban para darle su premio. Famoso por criticar en sus libros el mal gusto de la sociedad, y convirtiéndose él mismo en la demostración de que sus teorías son ciertas, Houellebecq aparecía en la portada que ahora somos todos (como si fuera necesario ser Charlie y decirlo en francés para estar en contra de matar a la gente a tiros) con motivo de la publicación de su nuevo libro, ambientado en una Francia gobernada por islamistas en el año 2022 porque para entonces los franceses seguirán desconfiando de la hija de Le Pen. Un argumento que llega en un momento algo inoportuno. Es el riesgo, en este caso elevado a la enésima potencia, de hacer predicciones que no sean meteorológicas, las únicas que en León resultan fáciles y acertadas. En adivinar el futuro se afanan estos días presuntos periodistas de los que no se dejan influenciar por nada ni por nadie para hacer sus titulares, ni siquiera por la actualidad, de los que se solidarizan con los fallecidos y a los que se les llena la boca al decir «libertad de expresión», que debe de producir un inmenso placer al paladar, visto y oído lo que se ha desgastado estos últimos días desde diversos estamentos, incluidos los políticos que por libertad de expresión entienden hablar desde una pantalla de plasma y por humor quedarse mirando al público al estilo de Eugenio. Charlie Hebdo es una revista también de presunto humor que, ahora nadie lo quiere recordar, retrató España en 1980 (año en que ETA asesinó a cien personas) como tetas en las playas y bombas en las calles. Viven de tensar la cuerda. No es que lo diga yo, que no me atrevería nunca, es que lo dijo esta semana el Papa. Y amén, claro. Por eso, con su bendición, reivindico más el humor ingenuo que la libertad voceada y titulo la columna Clemente, para garantizar que me van a leer los aficionados al Athletic de Bilbao y los de la Junta... aunque me refiera al perro de Houellebecq.
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