05/05/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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Una quisiera creer que la Justicia es independiente, transparente, y por supuesto, justa. Una quisiera ver que todo acto delictivo conlleva un castigo proporcional a la gravedad del caso. Cuando las calles de diferentes ciudades se vuelven clamor, es obvio pensar que los jueces no han actuado como esperábamos. Los ciudadanos no nos sentimos protegidos y este desequilibrio puede ser peligroso, porque cuestiona la legitimidad del poder y del sistema que debería ampararnos.

Es verdad que la presunción de inocencia debe ser respetada y que los juicios paralelos o los linchamientos públicos no son deseables. Es verdad que la Justicia posee ya sus mecanismos para subsanar errores y revisar sentencias que se antojan impertinentes.

Sin embargo, somos humanos, afortunadamente, y ser humano significa también ser empático y reaccionar ante el dolor de nuestros semejantes. ¿Cómo no indignarnos ante una sentencia tan vaga? Cinco hombres acorralan a una chica en un portal, la tocan, la penetran, la humillan. Y según los jueces no es violación, pues no consta que haya habido violencia ni intimidación, que ella en algún momento dijese NO. No es no, incluso cuando no es sí. Cinco lobos acorralando a una oveja es mucha manada, excesiva jauría para defenderse. No hablamos de miedo, hablamos de pánico. Resulta absolutamente comprensible que la víctima cerrara los ojos en estado de shock deseando que todo terminase de una vez. Y conociendo, como se conocen públicamente, los mensajes que este grupo escribía en su Whatsapp y que su abogado describe eufemísticamente como ‘de baja catadura moral’, en los que se habla de retinol y burundanga, de drogas, de salir a violar… ¿Esto no da una pista suficientemente fehaciente de la actitud de este grupo de bestias?

El caso ya ha pasado a la Eurocámara y se cuestionará si en España están convenientemente legislados los delitos de naturaleza sexual. Si no somos capaces nosotros de redactar una ley explícita y clara tendrán que enseñarnos en Europa.

Al caso de Navarra contra esta manada de señoritos se une la acusación de una joven de Córdoba a la que supuestamente agredieron dos meses antes. Hubo violencia, según demuestran fotos de la propia mujer con hematomas en los brazos, pero no hubo penetración. ¿Si hubo violencia es violación o al no existir penetración sólo es abuso?

Y si además la sedaron hasta dejarla inconsciente, la insultaron por negarse a mantener sexo oral y la abandonaron en un descampado medio desnuda, ¿esto se puede juzgar? ¿A qué precio se paga la humillación? Da asco.
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