Ciudad en alquiler

14/01/2022
 Actualizado a 14/01/2022
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Bajos comerciales cerrados bajo los carteles de ‘Se alquila’ o ‘Se vende’. Graffitis ilegibles. Fachadas con aspecto pretérito y con apariencia descolorida. En aquellas avenidas principales que fueron el auge de la actividad comercial de la capital de nuestra provincia se repite esta misma realidad con una monumental sensación de deterioro y de falta de vida de la ciudad. Una ciudad y provincia envidiada, que ha sido (y es) envidiada en el mundo por su catedral, su riqueza minera (que han dejado morir) y su gastronomía, hoy están agonizando. La hemorragia demográfica que produce una población cada vez más envejecida, un sector primario que está herido de muerte por las políticas y la verborrea analfabeta del gobierno estatal y una escasa industrialización son otros de los síntomas que provocan la agonización de León. De esta tendencia no se escapa Ponferrada, la otra gran ciudad de la provincia. Hace unos años un experto leonés, Sergio Tomé, aseguró que León cumple –desgraciadamente– todos los indicadores para convertirse en la nueva Detroit española: «En sus calles saltan a la vista la pérdida de vitalidad, el deterioro, la cantidad ingente de locales cerrados, la avanzada edad de los viandantes y la antigüedad de los automóviles». Han pasado los años y la situación no sólo no ha mejorado sino que no hay atisbo de políticas públicas que revitalicen e industrialicen la ciudad. Una provincia que sufre la neglicencia constante de iletrados políticos que no quieren entender que nuestra región está colapsando económicamente, industrialmente y socialmente. ¿Es necesario que la provinciaquiebreparavolveraempezar?¿Cuándovanaestablecerpolíticasque regeneren León? ¿Una provincia cuyos jóvenes se lanzan desesperadamente a empleos públicos para poder tener un futuro está sana? El diagnóstico de Tomé fue sentenciador en 2020: «La decadencia de la ciudad de León ha alcanzado dimensiones críticas y la mengua puede derivar en colapso múltiple con proporciones desconocidas». Y, a pesar del aviso, seguimos igual o peor.
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